La crisis climática es una crisis de derechos de los niños, niñas y adolescentes. En América Latina y el Caribe se estima que 9 de cada 10 están expuestos a al menos dos crisis climáticas y ambientales superpuestas.
En ese marco, una encuesta llevada a cabo en el 2021 por UNICEF a juventudes activistas por el clima de la región resalta cómo la educación y la formación es la principal acción que los gobiernos deberían adoptar para enfrentar el cambio climático.
El estudio indica que niños, niñas y adolescentes son los menos responsables del cambio climático, sin embargo, serán quienes más, y durante más tiempo, sufrirán sus consecuencias. Pero lejos de ser víctimas pasivas, adolescentes y jóvenes de América Latina y el Caribe están actuando y elevando sus voces para demandar acciones más ambiciosas, urgentes e inclusivas.
Un grupo amplio de activistas resaltó la necesidad de incluir la educación ambiental como parte del sistema formal, especialmente en las escuelas y en todos los niveles educativos.
Varios jóvenes mencionaron específicamente introducir la materia como parte del currículo académico. Además, se menciona la importancia de iniciar la educación ambiental desde temprana edad como una herramienta para crear conciencia, cuidar el ambiente, enfrentar los retos del cambio climático y lograr un cambio de comportamientos sistémico y duradero.
Avanza la implementación de la ley de educación ambiental
Asimismo, vale la pena destacar la campaña de UNICEF, que remarca los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que fueron aprobados por todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas en 2015, con el fin de eliminar la pobreza, reducir la desigualdad y lograr sociedades más pacíficas y prósperas para 2030.
Los ODS, conocidos también como los Objetivos Mundiales, constituyen un llamamiento a la acción para crear un mundo en el que nadie se quede atrás. No se pueden alcanzar si no se respetan los derechos de los niños y los adolescentes de todo el mundo, que están reivindicando sus derechos a la salud, la educación y a un planeta limpio, entre otros.
Entre los ODS, se destacan, para el caso: 1) fin de la pobreza; 2) hambre cero; 3) salud y bienestar; 4) educación de calidad; 5) igualdad de género; 6) agua limpia y saneamiento; 7) energía asequible y no contaminante (…); 10) reducción de las desigualdades; 11) ciudades y comunidades sostenibles; 12) producción y consumo responsables; 13) acción por el clima; 14) vida submarina; 15) vida de ecosistemas terrestres; 16) paz, justicia e instituciones sólidas, y 17) fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
Educación en la primera infancia
Hablar de educación ambiental en la primera infancia no es un tema nuevo, pero sí reciente. Al respecto, la Unesco publicó el libro La contribución de la educación inicial para una sociedad sustentable. Allí se señala desde diferentes perspectivas que «la educación para la sustentabilidad en los primeros años es un área significativamente poco practicada, provista de recursos insuficientes y no examinada tanto como se debería, a pesar de que los niños pequeños son quienes sufrirán las consecuencias de nuestras acciones y de nuestra inacción en los temas relacionados con la sustentabilidad».
En ese sentido, la educación cobra un rol fundamental a la hora de enseñar sobre un ambiente sano.
Según UNESCO, el aprendizaje es de índole práctica y está encaminado al desarrollo completo del niño, integrándose los distintos aspectos del desarrollo cognitivo, emocional y físico.
Asimismo, se deben crear redes sociales integradas y múltiples que establezcan interacciones e interconexiones a fin de proporcionar redes de protección social y ambiental sólidas para los niños y, por extensión, los miembros de la comunidad de más edad participantes.
Así, la tarea de la atención al niño ya no incumbe únicamente a los docentes y los responsables primarios y se distribuye en toda una red social más amplia, lo que permite obtener y aprovechar más fácilmente recursos y brinda un mayor potencial para la sensibilización de la comunidad a la satisfacción de las necesidades de los niños pequeños.
Asimismo, para UNESCO, es importante la educación en materia de derechos de los niños. Educar a los niños y defenderlos mediante la sensibilización y la educación en la comunidad global, en particular entre los responsables primarios de los niños.
Además, resulta necesario enseñar a los niños lo que es una buena alimentación, luchar contra los mitos relacionados con el rango social (por ejemplo: sólo los pobres consumen alimentos que no han comprado), proporcionar a los responsables competencias que les permitan tener acceso a fuentes de alimentación sustitutivas, e intentar preparar dietas sanas que contribuyan al desarrollo de los niños de tal modo que se fomente su capacidad de desarrollo a lo largo de toda la vida.
Status de la educación ambiental en Argentina
La ley de educación ambiental (Ley 27621), promulgada el 3 de junio del año pasado, se encuentra en proceso de implementación en el país, a partir de tareas del Ministerio de Ambiente nacional y las provincias.
Cabe recordar que, en marzo, se realizó el primer encuentro nacional, celebrado en la Ciudad de Buenos Aires, con la asistencia de representantes de educación ambiental de todas las provincias. Luego se desarrollaron cuatro encuentros regionales: NOA, NEA, Patagonia y Centro y Cuyo, los que abarcaron todo el país. Durante los últimos meses del año, se prevé acompañar a los equipos técnicos provinciales de ambiente y de educación para completar la incidencia de la labor a nivel local.
La finalidad de estos encuentros radica en exponer los principios y ejes conceptuales de la ley, trabajar con actores públicos y privados en la planificación de acciones de manera participativa y abordar la construcción de indicadores para la construcción de estrategias jurisdiccionales de educación ambiental integral (EJEAI). Se espera que en noviembre las provincias puedan presentar sus propias estrategias en el ámbito de un segundo encuentro nacional que se llevará a cabo.