Movilidad estudiantil para aprender desde otra mirada

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En septiembre de este año, se realizó la 32.ª Conferencia y Exposición Anual de EAIE, el centro europeo de experiencia, redes y recursos en la internacionalización de la educación superior. Al evento asistieron directivos de universidades de Argentina y de más de 90 países.

Juan Manuel Godoy.

Juan Manuel Godoy, Director de Relaciones Internacionales y representante de la Fundación Barceló en la Conferencia, dialogó con Sobre Tiza respecto a los mecanismos utilizados a la hora de apoyar a personas e instituciones en la internacionalización de sus estudios.

La Fundación Barceló cuenta con un proceso de internacionalización que lleva más de diez años de trabajo sostenido, “en el que hemos construido una red de socios en el exterior con los que trabajamos para beneficiar a toda nuestra comunidad académica, no sólo estudiantes, sino también docentes, investigadores e incluso personal no docente”, especificó el vocero de la organización.

En ese sentido, destacó que “las actividades tradicionales en internacionalización son, en primer lugar, la movilidad de estudiantes, que es la actividad más común y que ya está totalmente instalada”.

Sin embargo, la tendencia mundial muestra que los estudiantes que tienen capacidad de realizar una actividad académica en el exterior está alrededor del 1% del total de los estudiantes universitarios, cifra que es mayor en espacios comunes como el de la Unión Europea, con su programa de movilidad ERASMUS, originado como resultado del establecimiento del Espacio Europeo de Educación Superior iniciado con el proceso de Boloña a finales de los años 90, que unificó los sistemas de educación superior con el sistema de créditos ECTS, pero que “en regiones como Latinoamérica es incluso menor ese porcentaje”.

Como consecuencia de esto, “una segunda actividad que se trabaja en la Fundación Barceló es la Internacionalización en casa, que nos permite darle experiencias internacionales a mas estudiantes y busca traer lo internacional al aula”.

Con esto, “la intención es insertar aspectos académicos y actividades internacionales a las carreras y a la actividad de la Facultad en general”, expresó a Sobre Tiza.

Como resultado de la emergencia sanitaria originada por el COVID-19, esta actividad se intensificó y han tomado fuerza actividades como las clases espejo, donde dos profesores de dos instituciones en países diferentes, comparten sesiones sincrónicas con contenidos compartidos y para estudiantes propios y de la contraparte, o lo que se conoce como actividades COIL que por sus siglas en inglés quiere decir Aprendizaje Colaborativo Internacional en Línea (Collaborative Online International Learning).

Esa actividad se hace en conjunto con una universidad extranjera, donde un profesor de cada universidad inserta en una de sus clases regulares, actividades donde los estudiantes trabajen en grupos interculturales de forma independiente, con el fin de que adquieran competencias interculturales, conozcan su propia disciplina en un contexto diferente y aprendan a trabajar con pares que tienen otras características culturales.

Otras actividades como la movilidad docente y de investigadores ya sea presencial o virtual “son posibles sobre todo cuando se cuenta con mecanismos de financiación de los diferentes gobiernos o instituciones que fomentan la educación superior y la investigación”, remarcó Godoy. Si bien lo virtual también cobró fuerza, debido a la pandemia de COVID-19, esta modalidad está disponible desde hace mucho tiempo.

En ese marco, la participación en convocatorias internacionales “nos ha permitido, entre otras cosas, traer y enviar estudiantes a hacer prácticas médicas en Atención Primaria de la Salud tanto en nuestra sede de Buenos Aires, como en las de Santo Tomé y La Rioja, por mencionar un ejemplo”, especificó.

En general, “se busca lo que autores como John Hudzik proponen como Internacionalización Integral, que plantea que la dimensión internacional no es un proceso independiente, sino que es un aspecto que permea y acompaña las tres funciones sustantivas de la universidad: Docencia, Investigación y Extensión”.

La importancia de la experiencia

Respecto a los beneficios de realizar un intercambio académico, Godoy señaló que “se trata de la adquisición de conocimientos que complementen los ofrecidos por nuestra Facultad”.

Además, «se busca que quienes participan en estos programas conozcan su propia disciplina desde otra mirada, desde otro contexto cultural, que les permita conocer diferencias tanto en la vida diaria, desde cómo manejarse en una ciudad diferente, conocer y adaptarse a costumbres, aprender diferencias en el lenguaje, hasta los aspectos más académicos donde puedan identificar tanto diferencias como similitudes en las problemáticas propias de sus disciplinas”, afirmó.

Lanzan convocatoria para reformular la internacionalización universitaria

Los programas de la Fundación

El Programa de Movilidad Barceló tiene dos convocatorias al año y en el que pueden participar los estudiantes de todas las carreras y estudiantes de las universidades extranjeras socias.  La red de socios incluye más de 60 instituciones de educación superior en países como España, Italia, Portugal, Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, entre otros.

Por un lado, “tenemos el Programa de Movilidad en el Internado Rotatorio de la carrera de Medicina, que ofrece a los estudiantes de este programa académico la posibilidad de realizar una o dos rotaciones en diferentes especialidades de su Práctica Final Obligatoria en cualquiera de las universidades socias de la Fundación Barceló en el extranjero”.

Durante dos o cuatro meses, los estudiantes podrán convivir con médicos, enfermeras y pacientes extranjeros, lo que les permite estar en contacto con una realidad social y posiblemente un idioma diferente del propio.

“La relación con los pacientes, la interacción con colegas internacionales y las prácticas supervisadas en otro país aportan herramientas interculturales valiosas para el futuro profesional”, contó Godoy a Sobre Tiza.

Por otro lado, para estudiantes de otras carreras de grado como Psicología, Nutrición y Kinesiología y Fisiatría e incluso para programas de pregrado como Instrumentación Quirúrgica, el programa de intercambio permite realizar hasta un año de intercambio presencial o virtual en el extranjero, tanto con materias de su propia disciplina como otras complementarias o de interés de los estudiantes, como, en ocasiones, haciendo prácticas preprofesionales.

Asimismo, se pueden hacer estos intercambios a cualquiera de las universidades socias de la Fundación Barceló.  “Durante uno o dos semestres nuestros estudiantes pueden convivir con estudiantes y docentes extranjeros, lo que permite estar en contacto con una realidad y posiblemente un idioma diferente del propio, que, como mencioné antes, aporta estas herramientas interculturales tan necesarias en la actualidad y así formar profesionales que puedan desempeñarse en diferentes contextos culturales”, resaltó.

De igual manera, estas opciones están disponibles para que estudiantes de las universidades socias en el extranjero puedan adelantar estas actividades en cualquiera de las sedes.

Disciplinas con mayor demanda de internacionalización

Teniendo en cuenta que el programa de Medicina es el que más estudiantes tiene en la Fundación Barceló, “es también el que mayor demanda de internacionalización tiene en cuanto a la movilidad estudiantil”, manifestó Godoy, al tiempo que agregó: “En general todas las disciplinas tienen un alto interés en desarrollar su proceso de internacionalización, y para eso trabajamos desde el Departamento de Relaciones Internacionales”.

La tarea de la Fundación es acompañar las iniciativas que surjan desde los programas académicos por parte de sus directivas o cuerpo docente, y “poder potenciarlos y transformarlos en actividades concretas, como identificando oportunidades de trabajo conjunto con instituciones del exterior, que permitan aportar a la mejora constante en la calidad de nuestra institución”, concluyó.

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