Luces y sombras de la maternidad en tiempos de profundos cambios sociales

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¿Cuántas veces, en la vida diaria, hemos repetido la frase “no tengo tiempo”? indudablemente muchas. La vorágine en la que se ha convertido el mundo nos hace sentir que el tiempo se nos escapa entre las manos.

Precisamente de esa problemática es de lo que habla “No tengo tiempo”, la obra de teatro basada en la novela homónima de María Pía López y cuyas funciones pueden verse los viernes de septiembre en El Extranjero.

El tiempo es el tema que atraviesa a toda la pieza teatral. Su paso implacable deja huellas en los cuerpos y en el alma. La imposibilidad de detenerlo resulta angustiante. Días, horas y minutos que parecen escurrirse entre los dedos. Una guerra contra ese enemigo invisible y la frustración de no poder hacer otra cosa más que seguir.

El paso irremediable del tiempo conlleva el tema de la maternidad. En un contexto donde la decisión de maternar se toma cada vez más tarde, la edad aparece entonces como una problemática. Tener 40 años y querer ser madre es el segundo gran tema que atraviesa esta obra magistralmente actuada por Carolina Guevara y Leticia Torres. Sin victimizaciones ni moralismos aparece entonces una carrera para conseguir un hijo sin importar cómo. Esa lucha contra el tiempo se hace batalla en los cuerpos habitados por múltiples voces. Una guerra física y emocional en un juego escénico que interpela al espectador a través del humor ácido, ese que incomoda y que deja las complacencias de lado.

Carolina Guevara y Leticia Torres.

En la puesta de la directora Cintia Miraglia los personajes juegan a la esgrima como una forma, quizá, de simbolizar la lucha (inútil) contra el paso del tiempo. Con un texto complejo y profundo, las actrices navegan en un mar de estados muy distintos que llevan de la risa a la conmoción en pocos minutos sin caer en una romantización de la maternidad.

El deseo de maternar, las huellas del paso del tiempo sobre los cuerpos, la vida burguesa y los mandatos sociales y familiares son puestos en escena con humor inteligente, ironía corrosiva y un texto implacable que no da tregua. En un clima de energía exuberante lo dicho y lo no dicho sobre la maternidad se hace carne en esos cuerpos que gritan, lloran, se emocionan y luchan. También aparecen los miedos, los deseos ocultos y aquello que no puede decirse frente a los demás. ¿Quién soy yo?, ¿qué quiero?, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para lograr aquello que deseamos? son algunas de las preguntas que deja una obra que plantea las luces y sombras de la maternidad en tiempos de profundos cambios sociales.

“No tengo tiempo” fue declarada de interés por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para La Promoción y Defensa de los Derechos de las Mujeres y Diversidades. Puede verse los viernes de septiembre en El Extranjero, Valentín Gómez 3378.

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