Cosas extrañas suceden en Santiago del Estero. Los muertos hablan y se niegan a ser sepultados. Los encargados de llevarse las almas venden empanadas y cantan canciones folclóricas. En el calor de la noche todo puede pasar. Esto solo podría ser posible en una obra como La noche oscura, de Eugenio Soto, el aclamado dramaturgo autor de la también reconocida Bufarra.
Doña Rosa Quiroga falleció y, mientras su hijo prepara su tumba, ella lo acusa de haberla asesinado y se niega a ser sepultada. Mientras tanto, los hermanos Carón, enviados por la muerte, esperan pacientemente el ritual del entierro al ritmo de chacareras y zambas. Las horas pasan, se sucede la noche, el amanecer, el mediodía y la siesta y la muerta se pasea reclamando justicia y jurando venganza. Aferrada a la vida con uñas y dientes hará todo lo que esté a su alcance para seguir en este mundo. Esa redención llegará de la mano del otro hijo, el que alguna vez entregó pero a quien amó y que resolverá la situación de un modo muy distinto.
La noche oscura – Tragedia santiagueña construye su propio verosímil en un universo rural, criollo y mítico plagado de arquetipos donde todo es posible. Lo trágico es trabajado desde un lugar lúdico que permite tomar distancia y entretenerse. No hay solemnidad, hay humor. No hay angustia sino empanadas, vino y canciones. Los elementos de la tragedia clásica son resignificados con los recursos del humor. La alegría y el goce aparecen para desplegar el juego de la actuación en un territorio metafórico que cuestiona los límites entre la vida y la muerte.
El texto de Eugenio Soto recurre muchas veces al verso para narrar lo que acontece y ese recurso que caracteriza al teatro clásico sirve como herramienta de parodia al género. La tragedia, como eje narrativo, se pone permanentemente en cuestión en una dramaturgia que repiensa las tradiciones, lo criollo, lo rural, y las raíces míticas y sagradas de la cultura. Por su parte, las actuaciones de Pedro León Alonso, Carolina Ferrer, Lucas Delgado, Darío Pianelli y Bianca Vilouta Rando son las protagonistas absolutas de una obra que no sería lo que es sin este elenco. También hay que destacar tanto el vestuario como el diseño de espacio y la escenografía. En conjunto, todos los elementos de la puesta construyen ese universo rural, mítico y tradicional donde muertos y vivos se confunden.
Podría pensarse que uno de los aportes de la obra de Soto es colocar el territorio rural en el centro de una escena teatral urbana. ¿Lo hace desde una mirada porteña? Podría ser, pero se sabe que todo discurso se construye desde una particular mirada del mundo. Más allá de esto, lo cierto es que La noche oscura logra insertarnos en un universo donde la tradición, las raíces míticas y el folclore son resignificados y ¿por qué no? cuestionados desde lo lúdico.
Sábados 22:00 horas. Teatro del Pueblo (Lavalle 3636)
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