El 4 de octubre de 2006, el Senado convirtió en ley el derecho de los estudiantes de instituciones nacionales y provinciales, públicas y privadas a acceder a contenidos básicos de educación sexual desde el nivel inicial. La norma establece, como propósito primordial, la responsabilidad del Estado de garantizar el derecho de niños, niñas y jóvenes a recibir Educación Sexual Integral en todos los establecimientos educativos.
A partir de la iniciativa, se creó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral cuyos lineamientos son de cumplimiento obligatorio por todas las jurisdicciones a partir de «acciones sistemáticas» diseñadas por cada institución «en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros».
Durante el tratamiento de la propuesta, el proyecto generó diversas posturas enfrentadas, cuyas resistencias no se diluyeron hasta el día de hoy, sino que persisten contra su plena implementación. Una encuesta, realizada por la Asociación Civil para la Salud Integral con Perspectiva de Género y Derechos (FUSA), el 54% de los adolescentes del país recibió educación sexual, pero de manera parcial y el 21% no recibió ningún tipo de instrucción al respecto.
Según el Observatorio Federal de la Educación Sexual Integral (OFESI), el 94,1% de las escuelas primarias del país afirmaron en 2018 que incluyeron algún tipo contenido curricular de ESI. Pero, su dictado es dispar en cada provincia. Entre las provincias que menos incluyeron la ESI en la currícula se encuentran San Juan con el 47,6% y Santiago del Estero, con un 77%. Además, los criterios de «incluir contenido curricular» no significa que se dicte ESI de forma plena.
Por su parte, para monitorear el cumplimiento de la ESI, el Ministerio de Educación conformó este año el Observatorio Federal ESI (OFESI) integrado por representantes de los ministerios provinciales, organismos estatales, legisladores, organizaciones docentes, estudiantiles y de la sociedad civil, universidades y agencias ONU.
A 15 años de la ESI: «El desafío es romper matrices de representación de otros tiempos»
Datos en relación a derechos y salud sexual en la Argentina
Según las estadísticas sobre embarazo adolescente, que datan de 2019, la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), dependiente del Ministerio de Salud de La Nación:, informó:
Cada año en la Argentina se registran más de 70.000 nacimientos de embarazos de niñas y adolescentes.
7 de cada 10 embarazos son no intencionales.
Entre las niñas menores de 15 años, 8 de cada 10 no son intencionales, y en buena medida, estos han sido consecuencia de abuso y violencia sexual.
Además, se ha observado una disminución del 20% en los nacimientos de hija/os de adolescentes en el 2019 en relación con el 2016, pero esta reducción se registró en los embarazos adolescentes tardíos de 15 a 18 años y no en los de menores de 15 años, que se mantuvieron.
El Sistema Informático Perinatal (SIP), que releva el 80% de las maternidades públicas del país, indica que el 29% de las adolescentes tuvo un hijo/a por segunda o tercera vez antes de los 20 años.
VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)
Según el Boletín sobre VIH y otras infecciones de transmisión sexual de diciembre de 2020 del ministerio de Salud de la Nación:
En la Argentina, 136 mil personas viven con VIH.
2 de cada 10 personas con VIH no conoce su diagnóstico.
El 98% de las transmisiones de VIH se producen por vía sexual.
Los casos y tasas de sífilis en la población general muestran un aumento sostenido desde
2015, que alcanza en 2019 una tasa de 56,1 casos cada 100.000 habitantes en todo el país
Este valor es dos veces y media mayor al registrado en 2015.
¿Qué es la Educación Sexual Integral?
La Educación Sexual Integral (ESI) es un conjunto de enseñanzas que tienen como objetivo promover saberes y habilidades para la toma de decisiones responsables y críticas en relación con los derechos de los niños, las niñas y los/as adolescentes al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, la información y la sexualidad.
Los contenidos se dictan de acuerdo a las edades de los estudiantes y se fundamentan en que el cuidado de la salud sexual y reproductiva es un derecho humano.
Su dictado es universal porque incluye a todos los estudiantes de todo el país y de escuelas de gestión privada y pública desde el nivel inicial hasta el nivel superior de formación docente y de educación técnica no universitaria.
La educación sexual es integral porque no solo incluye la perspectiva biológica. También incluye perspectivas psicológicas, jurídicas, pedagógicas y éticas.