
Educación de la Universidad Nacional de Hurlingham. Profesor de la cátedra de Didáctica General del Profesorado en la Facultad de Filosofía y Letras de UBA, Profesor del Diploma Superior en
Conducción Educativa del ISP J.V González. Es Licenciado en Educación por la UBA, Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo por FLACSO y Profesor de Enseñanza Primaria por Normal Nº 4.
En este contexto de crecimiento de la curva de los casos de Covid-19 y luego de un 2020 en el que la interrupción de actividades presenciales en las escuelas ha tenido consecuencias negativas en las trayectorias educativas de los estudiantes, ¿cuáles son los escenarios posibles o esquemas de presencialidad que marcarán el inicio del ciclo lectivo 2021?
Es cierto que en el 2020 se interrumpieron las actividades presenciales y tuvieron consecuencias negativas para la población y, por lo tanto, para las trayectorias educativas y escolares de estudiantes. Pero hay que aclarar que éstas no son consecuencias fatales. En 2021 hay que ir pensando en un retorno secuencial a la presencialidad. Hay que evaluar e ir apostando por un retorno situado, que es todo lo contrario a invertir la ecuación excepción/regularidad. No resulta ni política, ni médica, ni epidemiológicamente viable aseverar que la virtualidad pasa a ser la excepción y la presencialidad la regla. Porque no hay condiciones objetivas de carácter epidemiológico que nos indiquen que se puede invertir esta ecuación, de modo que lo que es la regla pase a ser excepción y viceversa. Quiero dejar claro que invertir la ecuación excepción/regularidad es pura demagogia. En este sentido, la posición es ir retornando a la presencialidad de modo situado. Esto supone, en una relación riesgo/beneficio, ir garantizando de manera paulatina el retorno a la presencialidad. De todos modos, las políticas públicas en educación deben pensarse en una programación situada en contexto de retorno paulatino a la presencialidad, respetando siempre los criterios de carácter médico y epidemiológico y, al mismo tiempo, profundizar y desarrollar todo lo que tenga que ver con la semipresencialidad y la virtualidad. Esto supone una responsabilidad primaria y principal del Estado nacional y provincial en dotar de recursos tecnológicos para uso escolar a la población y fundamentalmente a los sectores más vulnerados. En ese sentido, quiero remarcar la importancia de la formación en ejercicio de la docencia en torno a cuestiones vinculadas a la virtualidad porque la virtualidad no es una adaptación o réplica mecánica de lo presencial por otros medios, sino que tiene otras lógicas que requieren ser trabajadas con el activo docente. Al mismo tiempo, garantizar condiciones de conectividad a estudiantes y docentes, fundamentalmente estudiantes y sus familias que se encuentran en situación de mayor vulneración. El acceso a la conectividad es parte del acceso y del ejercicio del derecho pleno a la educación.
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Teniendo en cuenta que nuestro país está caracterizado por realidades educativas muy heterogéneas, ¿qué dimensiones o requisitos deberían contemplar estos esquemas presenciales para garantizar el derecho a la educación de los estudiantes, teniendo en cuenta la diversidad de realidades sociodemográficas y territoriales de la Argentina?
Hay que destacar que vivimos en un país federal y en tal país es clave las resoluciones a las que arriba el Consejo Federal de Educación. Sus resoluciones, elaboradas por los 24 ministros más el ministro nacional, son aquellas que tienen que marcar el horizonte y hacia dónde tenemos que ir. Hay resoluciones muy claras respecto de criterios de organización, anticipación, prevención y protocolización del regreso y retorno a la presencialidad. Pero fundamentalmente desde las cuestiones vinculadas a lo organizacional, a lo curricular, a lo pedagógico. Es clave pensar en fortalecer, desde el punto de vista legal, aquello que tiene que ver con la conectividad y el acceso a la conectividad, acceso a tecnología para uso escolar y, al mismo tiempo, es clave la dotación a la docencia de recursos disponibles y necesarios y de la formación para la utilización adecuada y el mejoramiento del uso de los recursos tecnológicos. Por tanto, es fundamental el desarrollo de políticas activas y de enorme intervención del Consejo Federal de Educación para poder abordar la situación, que sigue siendo de excepción, por lo tanto no puede pedirse un tratamiento normalizado a una situación de excepción en la que vamos conociendo lo que ocurre mientras vamos viviendo. Invertir la ecuación excepción/ regularidad es pura demagogia y los docentes, quienes tenemos responsabilidades en educación, tenemos que pensar muchísimo antes de decir lo que creemos que hay que hacer, yo sostengo los chicos aprenden mucho más de lo que ven que hacemos que de lo que les decimos que hagan. Por lo tanto, eso también hay que poder calibrarlo en este momento tan sensible que estamos atravesando como sociedad.
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