La intimidad de una mujer rota

0
1529
- Publicidad -

Una mujer en un departamento de algún rincón de la ciudad, es de noche y espera. Sabe que no podrá contra el insomnio y decide entonces contar su historia. Será un monólogo con ella misma que le permitirá no sólo encontrarse sino también perdonarse. Con la única compañía de un cigarrillo apagado y un vaso de vino, buceará entre los recovecos de su historia.

Inspirada en el universo de “La mujer rota”, de Simone de Beauvoir, “Aceite de mariposa” pone en escena conflictos sencillos ante los cuales todos nos sentimos identificados y, precisamente en la simpleza de la anécdota, radica de potencia del texto. Más allá de las individualidades, el texto retoma cuestiones que son tan universales como propias: la relación con la madre, la imposibilidad de decir lo que se siente, la mezquindad en las relaciones con los otros, el dolor que le podemos provocar a los que más amamos, la soledad y el perderse a uno mismo.

La actuación de Thelma Demarchi despliega sucesivas capas ante la mirada atenta del espectador. Una mujer rota, cuyo dolor le atraviesa la mirada, que se atrinchera en una risa que se irá convirtiendo en mueca. Una mujer que viaja por un tobogán de recuerdos en medio de una soledad que se respira en el ambiente. Thelma Demarchi logra emocionar hasta las lágrimas y construir cada momento de la obra con precisión y presencia. Actuación de estado puro es la que la caracteriza, un estado que se percibe en cada gesto, en cada mirada y que va acumulando hasta la estampida final, donde los fragmentos estallen por el aire pero ya con la fuerza renovada para poder volver a juntarlos y encontrarse. La dirección de Ricardo Lago Oliveira se vislumbra en la precisión de gestos, en la economía de movimientos y en un uso interesante del espacio y de los pocos objetos de la puesta. “Aceite de mariposa” es una obra que recrea el infierno personal en el que se puede convertir la vida cotidiana con recursos poéticos y una actuación poderosa que ofrece una intimidad a flor de piel.

Una mujer que vive la vida que puede, no la que hubiese deseado. Sueña con ser amada e intuye que eso será la caricia que su alma necesita en medio de tanta soledad. Presa de una vida que ella misma eligió pero que no lo sabe aún. Como la peor enemiga de sí misma, en algún momento se perdió y no supo volver. Ahora, entre el dolor y la vulnerabilidad, tratará de juntar los fragmentos.

Domingos a las 18 en Espacio Tole Tole, Pasteur 683.

- Publicidad -

Deja un comentario