Exterior, noche, un auto llega a toda velocidad, dos hombres bajan discutiendo. Éste podría ser el inicio de un guion cinematográfico, pero en realidad, se trata del comienzo de la obra «De la mejor manera», dirigida por Jorge Eiro y cuyas funciones sábados y domingos están siempre agotadas.
En el medio de los preparativos del velorio de su padre, los hermanos Miguel y Laureano llegan al bar familiar luego de una gran discusión. Las preguntas respecto a qué hacer con el lugar no tardan en aparecer como así también los reproches, los gritos y los malentendidos. El vacío incipiente que deja una muerte repentina parece llenarse de palabras que solo van a profundizar esa distancia que los atraviesa desde hace años atrás.
Dos personajes aparentemente muy distintos pero unidos por el mismo dolor. Un hermano mayor que empieza a ocupar el lugar del padre. Un hermano menor que parece haber crecido a la sombra del primero. Miguel es quien dice qué hay que hacer, el que organiza y se coloca a sí mismo como referente de todo comportamiento. Mientras, Laureano habla como pidiendo permiso intentando no despertar la ira descontrolada de Miguel. Una ira y una aparente seguridad que esconden una profunda soledad e inseguridad.
A medida que avanza la obra, el texto irá no sólo delineando los perfiles de cada hermano sino además relevando información acerca de ese vínculo tan particular y de su familia. Al mismo tiempo, nos inserta en todo un universo masculino donde no faltan los tópicos tradicionales de la masculinidad hegemónica. Pero todos esos sentidos se van entrelazando con otros muchos más profundos que, capa tras capa, revelan cuestiones familiares ocultas, recuerdos, decisiones tomadas en el pasado y conflictos históricos.
Las actuaciones de Federico Liss y David Rubinstein destacan por una multiplicidad de recursos gestuales, vocales y rítmicos que logran la mezcla precisa entre elocuencia y sensibilidad. Los une un sólido vínculo construido y una tensión latente durante toda la obra que ambos manejan a la perfección. Cada momento tiene su atmósfera, un clima propio que se genera precisamente por un trabajo actoral que es entrega absoluta y puro presente. Cercanía y lejanía, tensión y tranquilidad, gritos y silencios, brusquedad y ternura. Todo se conjuga con la precisión de un mecanismo de relojería para crear una relación tan cercana como compleja.
Por otro lado, la puesta merece un párrafo aparte. Corriéndose de todo lugar tradicional, la obra sucede en el icónico Bar Rodney ubicado justamente frente al cementerio de la Chacarita. Y la dirección de Jorge Eiro utiliza todas las posibilidades que el espacio brinda creando un afuera y un adentro y jugando con los diferentes niveles y planos acercándose, de esta forma, a una narración más cinematográfica que teatral. Sin embargo, el teatro está ahí en cada palabra, en cada gesto preciso y en la potencia con la cual los actores habitan estados emocionales que atraviesan a los espectadores.
El ritmo es también clave para la construcción de las situaciones y para el avance de la tensión. Frases que ensordecen, palabras que se repiten hasta el hartazgo y silencios tensos van construyendo un peligro inminente. Lo que se omite es tan o más relevante que lo que se dice, fundamentalmente cuando lo que no se puede asumir es el propio deseo.
“De la mejor manera” nos permite ingresar a un espacio tan íntimo como lo es el duelo por la muerte de un padre de una forma absolutamente conmovedora. También pone en escena las relaciones (siempre complejas) entre hermanos, el vacío de la pérdida, la masculinidad tóxica y el peso de los mandatos familiares con toda la sensibilidad y la potencia de las que el teatro es posible. La pieza de Eiro, Liss y Rubinstein resulta en un viaje de sensaciones donde las heridas siguen abiertas. Una obra que emociona, inquieta, interpela y nos enfrenta a esas propias heridas que quizá no queremos ver.
Sábados y domingos a las 19.30 en Bar Rodney: Rodney 400, CABA
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