La intimidad de un hombre arrasado

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¿Qué queda cuando el amor se termina? ¿Cómo transita el cuerpo por ese vacío? ¿A qué aferrarse para no caer completamente? Son algunas de las cuestiones que nos deja en el aire “El mar de noche”, la última creación de Santiago Loza con la maravillosa actuación de Luis Machín y dirección de Guillermo Cacace.

Un hombre solo. Arrasado. Agobiado. La noche como extensión de la oscuridad interior. Un lugar ajeno, impersonal y lejano. Un amor que ya no está. Y, con un dolor atroz a flor de piel, ese hombre intentará poner en palabras aquello que tanto lo lastimó  para encontrarle un sentido, para poder entender antes de hundirse por completo. La palabra como el arma para salvarse. Los silencios que retumban en los propios oídos en la soledad de la noche. El querer nombrar y no poder. Palabras que se agolpan y no encuentran el aire necesario para hacerse voz. Palabras que quedan truncas. Los gritos que ayudarían a abrir y soltar la angustia no encuentran camino en un cuerpo agobiado, pesado, que navega en el sopor que construye la nostalgia y la certeza de que las cosas ya no son ni serán. Gritos ahogados en el campo arrasado que queda cuando el amor se va.

Luis Machín es quien interpreta a ese hombre vacío y sin consuelo. Y lo hace desde un estado emocional que se hace cuerpo. El dolor, la tristeza y la angustia se perciben no sólo en su mirada, en su voz y en su postura corporal sino también en la imposibilidad de hablar y de moverse que lo atraviesa durante todo el tiempo que dura la función. Con movimientos sutiles y absolutamente precisos, Machín construye un cuerpo atravesado por el agobio, la desesperación y la soledad al punto de que todo eso parece extenderse por su piel. Sin levantarse del sillón logra captar la atenta atención de cada uno de los espectadores.

“El mar de noche” es una obra íntima, bella y plagada de sutilezas pero, al mismo tiempo, es poderosa porque logra teñir al espectador de esa atmósfera de desamor y desconsuelo. Es el desamor y la soledad que le sigue. Es la agonía antes del final definitivo. Es el intento de no hundirse en la nada que queda cuando el amor se termina. Es un instante en la vida de un hombre arrasado por el amor. Es un momento en la vida de tantos.

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