Un informe de UNICEF revela que, de los 31 países con bajos y medios ingresos que no estaban preparados para la educación a distancia, casi la mitad ha mantenido cerradas las escuelas durante la pandemia COVID-19, dejando a 102 millones de estudiantes sin ningún tipo de educación. Dentro de esta consulta, Argentina tiene el nivel más alto de preparación. Dentro de este grupo, también se encuentran Barbados, Jamaica y Filipinas.
Sin embargo, las disparidades dentro del país muestran que los niños que viven en los hogares más pobres o en áreas rurales son los más vulnerables al cierre de escuelas.
No obstante, es alentador que muchos países con un ingreso nacional bruto relativamente bajo hayan obtenido puntajes por encima del promedio del Índice, lo que muestra la posibilidad de cooperación internacional e intercambio de buenas prácticas.
Argentina, pobreza y educación a distancia
En Argentina, el 16 de marzo se suspendieron las clases presenciales para evitar la expansión de la covid-19. Desde ese día, más de 10 millones de estudiantes y casi 900.000 docentes de nivel inicial, primaria y secundaria dejaron de encontrarse en las aulas de las escuelas. El sistema educativo no estaba preparado para enseñar y aprender en forma remota. La escuela, sin embargo, no dejó de funcionar: se recurrió a la modalidad virtual. El problema es que de esta manera no se pudo garantizar que todos tuvieran los recursos digitales necesarios y la posibilidad de contar con espacios adecuados para el aprendizaje en el hogar.
En junio de 2020, el Gobierno promulgó la Ley de Educación a Distancia, por medio de la cual se facilitan las clases mediante medios electrónicos en el marco de la pandemia por coronavirus que obligó a suspender la asistencia a las escuelas.
Desde que se declaró la emergencia sanitaria como consecuencia de la pandemia de Covid-19, se tomaron diferentes medidas para evitar la propagación de la enfermedad, entre las cuales se incluyó la suspensión de las clases presenciales en establecimientos educativos de los distintos
Sin embargo, según datos de UNICEF, el 18% de los adolescentes entre 13 y 17 años no cuenta con Internet en el hogar y el 37% no dispone de dispositivos electrónicos para realizar las tareas escolares. Este valor aumenta al 44% entre quienes asisten a escuelas estatales.
La encuesta desarrollada por Unicef permite advertir que aquellos que no cuentan con estos recursos enfrentan dificultades mayores para la realización de determinadas tareas escolares, para mantener el contacto con los docentes, así como también para poder recibir de estas correcciones sobre sus trabajos.
Cabe recordar que, en septiembre pasado, la pobreza en el país fue del 40,6% en el primer semestre del año, mientras que la indigencia alcanzó al 10,7% de la población, según publicó este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). De esta manera, casi 19 millones de personas son considerados pobres por no poder cubrir el costo de la canasta básica total.
Los niños y niñas de entre entre 4 y 17 años tienen un índice de pobreza de 56,7% mientras que entre 18 y 64 años es de 49,9 por ciento.
El caso de África
Los estudiantes de África occidental y central son los más afectados. Benin, Burundi, Costa de Marfil, Congo, Etiopía, Madagascar, Malawi, Níger y Togo se encuentran entre los países con mayor necesidad de mejora en el sector de la educación. Durante la pandemia de COVID-19, el impacto de la falta de preparación para el aprendizaje remoto lo sintieron principalmente los estudiantes que vivían en países donde las escuelas habían estado cerradas parcial o completamente durante al menos la mitad de estos 19 meses, como en el Congo y Madagascar.
Si sucede un nuevo cierre de escuelas en futuras emergencias, al menos 31 países de bajos y medios ingresos, aún no están preparados para la educación a distancia dejando sin instrucción a unos 200 millones de estudiantes en el mundo.
El informe publicado el 28 de octubre por UNICEF revela que, de este grupo de estudiantes, 102 millones viven en 14 países que han mantenido los centros de educación cerrados total o parcialmente durante al menos la mitad de la pandemia COVID-19.
El informe del “Índice de preparación para el aprendizaje a distancia” que mide la disposición de los países para brindar educación a distancia en caso de interrupción del aprendizaje presencial, se centra en tres áreas: la disponibilidad de recursos en el hogar y los niveles educativos de los padres; el uso de políticas y formación docente; y preparar al sector de la educación para situaciones de emergencia.
Instrucción primaria es la más afectada
El informe destaca las limitaciones del aprendizaje a distancia y las desigualdades en el acceso, al tiempo que recuerda que la situación probablemente sea mucho peor de lo que muestran los datos disponibles. Más allá de los países evaluados, 67 en total, los datos cualitativos revelan que los estudiantes se han enfrentado a desafíos con el aprendizaje remoto a nivel mundial, incluso en países de ingresos medios y altos que no están incluidos en el informe.
En todo caso, la educación preprimaria es el nivel de educación más descuidado, y muchos países no implementaron políticas adecuadas durante los bloqueos causados por COVID-19, dejando atrás a los estudiantes más jóvenes durante sus años más críticos de desarrollo.
Impacto del cambio climático sobre la educación
Otras crisis, como las provocadas por el cambio climático, pueden tener impactos significativos en el acceso a la educación. De los 31 países menos preparados para la educación a distancia, 23 enfrentan una exposición alta o extremadamente alta a impactos climáticos o ambientales, lo que expone a 196 millones de estudiantes a mayores riesgos de cierre de escuelas en situaciones de emergencia.
Si bien el informe de UNICEF constata que no hay sustituto para el aprendizaje cara a cara, las escuelas resilientes con sistemas sólidos de aprendizaje a distancia, especialmente el aprendizaje digital, pueden proporcionar cierto grado de educación durante el cierre de las escuelas en tiempos de emergencia.