Potenciar el vínculo entre las escuelas y las familias

En esta nota Karina Gómez nos ofrece algunos modos de potenciar el vínculo entre las escuelas y las familias.

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La educación es un compromiso de todos los miembros de su comunidad. Si partimos de esa premisa, el vínculo escuela y familia es fundamental para ampliar la visión hacia un escenario educativo colaborativo y equitativo entre todos sus miembros. Hoy, en este contexto de aislamiento social por el que atravesamos, este vínculo es imperioso para cuidar de un bien mayor: la continuidad del aprendizaje de los estudiantes.

La comunicación entre ambos agentes debe fortalecerse y ser objetivo prioritario en los Proyectos Institucionales de las escuelas, debido a que ambas partes son esenciales en el desarrollo integral de los niños y jóvenes.

Para potenciar este vínculo, debe cambiarse el discurso sobre las relaciones de la familia con la escuela, evitando las ideas que incitan al “desencuentro, desinterés, incomunicación o distanciamiento”, como señala Serdio en “Familia y escuela: del desencuentro a la relación colaborativa”.

Estos términos reflejan de manera implícita los propios beneficios que deben incidir en el vínculo escuela-familia. Los invitamos a cambiar:

  • “des-encuentro”: por encuentro entre los docentes y las familias.
  • “in-comunicación”: por comunicación para salvaguardar las diferencias y potenciar el entendimiento entre la comunidad educativa.
  • “des-interés”: por interés por la educación de los niños y jóvenes.
  • “distanciamiento”: por acercamiento al lugar de estudio de sus hijos.

Para una comunicación eficaz entre la escuela y la familia es importante:

  • Evitar el doble lenguaje: para esto es importante invitar a las familias a acercarse a la escuela, a conversar personalmente con los agentes escolares. Los docentes deben mostrar una actitud sincera, que genere confianza para que la conversación sea posible y positiva. Aún cuando los temas a tratar sean escabrosos. Esto ayudará a mejorar y crecer.
  • Escuchar: generalmente el problema de la comunicación es que no se escucha para entender sino para responder. Es vital escuchar con disposición de entender y saber dar respuestas, aunque las mismas no sean inmediatas.
  • Preguntar: las preguntas permiten huir de las creencias previas, dan posibilidad de conocer y acceder a nuevas formas de resolver algo. Nos lleva a un nuevo hacer.
  • Humildad: reconocer en esa comunicación los errores, asumirlos y buscar juntos, escuela-familia, formas de corregirlos para avanzar. Esto genera confianza en la escuela.
  • Retomar esa conversación que se tuvo, para saber cuánto se avanzó o si habrá que modificar algo.

Otra forma interesante de obtener feedback, especialmente en este tiempo que no podemos vernos, es a partir de encuestas a todas las familias. De éstas es posible recabar información, datos y retroalimentarse para mejorar prácticas, escuchar inquietudes y actuar consecuentemente.

La Escuela N 8 de Tandil, de la cual venimos narrando diversas prácticas en notas anteriores, eligió este camino. El equipo realizó una encuesta con el objetivo de autoevaluar la gestión educativa y las necesidades de la familia en la primera parte de la educación durante la pandemia. La misma fue completada y enviada por la totalidad de las familias y les sirvió para reconocerse como comunidad.

Todo lo expuesto nos ilustra la importancia de que sean los docentes quienes toman la iniciativa de establecer vínculos positivos y productivos con las familias. Deben tratar por todos los medios mantener una relación abierta, amistosa y cooperativa con cada familia de cada alumno, animándolas siempre a implicarse en la educación de sus hijos.

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