Ante la premisa de que el avance tecnológico puede potenciar cambios en diferentes ámbitos sociales, son cada vez más los proyectos que piensan en cómo transformar la educación y potenciarla a través de desarrollos pensados exclusivamente para este sector. En este sentido, Argentina ha sido promotor de proyectos innovadores, pero también el objetivo de empresas y startups que buscan en el país un gran socio para el crecimiento de su negocio.
Este es el caso de Platzi.com, un emprendimiento enfocado en cursos de educación online para el público de habla hispana que cuenta con más de 400 mil estudiantes. Su propuesta busca ser una alternativa para adquirir y complementar el conocimiento obtenido en las universidades o escuelas tradicionales.
Freddy Vega, co-fundador y presidente ejecutivo, afirmó que están apostando fuertemente por “transformar a Latinoamérica en una potencia en tecnología a través de la educación”. Según el ejecutivo el 80% de las personas que estudian con la metodología de Platzi durante un año obtiene un mejor empleo o mejor salario y el 10% crea su propia empresa.
Su oferta de cursos está centrada en desarrollo web y cultura digital a través de una plataforma propia. Cada usuario puede tomar más de 130 cursos o realizar 17 carreras disponibles en cuatro áreas: programación, marketing, diseño y negocios, por una suscripción anual de 375 pesos al mes o, por ejemplo, pagar por un curso individual por 859 pesos. Por cada curso el estudiante debe completar un proyecto y aprobar un exámen que le garantiza un certificado
Los usuarios son estudiantes, empleados y emprendedores entusiastas de la tecnología que quieren aprender a programar, diseñar, hacer marketing y crear apps, webs y todo lo relacionado con negocios online. Es por eso que creamos una metodología para que las personas desarrollen habilidades reales y tangibles, y puedan acceder a contenido totalmente actualizado y a empleos de mayor demanda”, dijo Vega.
Agregó: “Se trata de una plataforma de e-learning que permite exponer contenidos de texto, clases en vivo o grabadas, código fuente y un sistema de discusiones que asemeja a un salón de clases. Además, por cada curso el estudiante debe completar un proyecto y aprobar un exámen que le garantiza un certificado.