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Inicio Los futuros de la educación: aprender a convertirse Escuela posible: aproximaciones al concepto desde el imperativo de la calidad educativa

Escuela posible: aproximaciones al concepto desde el imperativo de la calidad educativa

Ante las múltiples calificaciones con las que, en relación con la búsqueda de calidad, se ha denotado (y también connotado) a las escuelas –nuevas, eficaces, inteligentes, inclusivas resilientes, exigentes, buenas y para todos, creativas, entre otros (Ferrière, 1921; Coleman y otros, 1966; Perkins, 1995; Giangreco, 1999; Henderson y Milstein, 2003; Forés Miravalles y Grané Ortega, 2012;  UNESCO, 2004; Poggi, 2006;  Gvirtz, Zacarías y Abregú, 2012; Robinson, 2015el Equipo de Investigación en Educación de Adolescentes y Jóvenes propone el concepto de escuela posible,  esto es, la que no constituye un modelo prototípico, ideal y estandarizado, sino un modo de ser, estar y convivir; de enseñar y aprender…; la suma de todo lo que sí se puede hacer. En este sentido, la escuela posible se constituye en sí misma como horizonte de oportunidades.

La escuela posible no es perfecta, pero sí perfectible, como lo son todos los actores que la transitan y trabajan en ella desempeñando distintos roles. Una organización humana siempre en devenir que constantemente está siendo (Ferreyra y otros, 2015). Por ello, no es la escuela “mejor”, pero sí la que aspira, en forma permanente, a mejorar, y que en ese afán de superación, comparte procesos y resultados –individuales y del conjunto- y está siempre en marcha para afrontar desafíos y lograr nuevos objetivos a través de la construcción colectiva.

La escuela posible no es sólo una entidad inteligente, sino también sensible, constructiva, creativa, acogedora, dúctil y emprendedora; una escuela que, con un alto compromiso ético, se manifiesta ocupada y preocupada por interpretar y comprender la realidad, en el marco de un proyecto sociopedagógico particular. Por ello, no es una institución aislada y cerrada en sí misma, sino que se piensa y se desarrolla como un sistema en su contexto.

La escuela posible no compite con otras por la calidad, sino que está en su búsqueda permanente, a partir del reconocimiento de los propios logros y dificultades. Desde su aquí y su ahora aprende, con la mirada puesta en el legado de su pasado y en su porvenir, desplegando su capacidad de cambiar y resignificarse, siempre en proceso hacia la mejora continua y situada. Estas notas distintivas de la escuela posible pueden ser claves para pensar y construir futuros posibles para la educación.

Introducción: Los futuros de la educación: aprender a convertirse

El propósito es acercar a la Comisión Internacional una contribución que presenta un esquema de análisis, autoevaluación y proyección que permitiría a las instituciones educativas gestionar una propuesta formativa pertinente a los futuros de la educación que nos ilusionan.

Escuela posible: aproximaciones al concepto desde el imperativo de la calidad educativa

La escuela posible no es perfecta, pero sí perfectible, como lo son todos los actores que la transitan y trabajan en ella desempeñando distintos roles.

Un esquema de análisis para mirar y pensar la escuela posible

Con el propósito de aportar una perspectiva generadora de reflexión y de acción orientada a proyectar, se proponen tres grandes ejes y, para cada uno ellos, distintas dimensiones.

La gestión como dimensión aglutinadora y transversal

Descriptas en sus aspectos básicos las dimensiones que conforman el esquema de análisis de la escuela posible, interesa precisar la existencia de una dimensión que, en función de su alcance, parece apropiado designar como gestión del horizonte institucional.

Pensar la evaluación de la calidad educativa en el marco de la escuela posible

La evaluación institucional, formativa, reflexiva y participativa de la calidad educativa, en el ámbito de la escuela posible, implica a todos los actores institucionales involucrados en una mirada holística, centrada en la desnaturalización de lo cotidiano.