Recomendaciones de ciberseguridad para padres en tiempo de pandemia

Por Gonzalo García, Vicepresidente de Fortinet para Sudamérica.

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Dentro de las muchas cosas que han cambiado con el distanciamiento social para prevenir la propagación del COVID-19, hay una que sin duda al formularla producirá un consenso inmediato, el hecho que los chicos han intensificado el uso de tecnología. Tanto sea para asistir de forma virtual a las aulas, como así también de forma lúdica o para conectarse con sus círculos de amistades. Como padres, hemos concedido y naturalizado este uso extra de tecnología dadas las circunstancias, sin quizás pensar en profundidad que estamos incrementando la posibilidad de exponerlos a riesgos.

Es por ello que, como profesional de ciberseguridad y padre de familia, he decidido presentarles algunos consejos simples y aplicables sin necesidad de que quien desee seguirlos deba contar con una basta experiencia en el tema. El recorrido de lo que hay que tener en cuenta va desde los dispositivos móviles, pasando por las aplicaciones, consolas de videos juegos y terminando de las computadoras ya sean notebooks o de escritorio, para intentar cubrir el espectro de la tecnología con el que los chicos y adolescentes interactúan más frecuentemente.

Para empezar, resulta en vano pensar en ciberseguridad si los dispositivos que van a utilizar son vulnerables, por lo cual mantener la higiene, desde el punto de vista de ciberseguridad, de los dispositivos es vital. ¿En qué consiste? Simple, seguir estas reglas: utilizar únicamente software y aplicaciones legítimas obtenidas de tiendas oficiales; minimizar la instalación de software y aplicaciones a las estrictamente necesarias; eliminar las aplicaciones no utilizadas; activar las actualizaciones automáticas de seguridad del sistema operativo [Windows, Android, macOS, iOS, etc], del software y aplicaciones que tenemos instaladas; implementar al menos las medidas básicas de seguridad recomendadas por el desarrollador. Estos consejos resultan altamente efectivos para mejorar la ciberseguridad y son relativamente simples de efectuar a lo largo del tiempo. Seguirlos permite limitar la efectividad de ataques como ransomware, el robo de claves, la sustracción de cuentas de redes sociales, y el acceso y uso ilegítimo de tus dispositivos, entre otras cosas.

El segundo paso es pensar en la identidad digital de los chicos, cómo definirla y cómo protegerla. La identidad digital es el conjunto de información que se encuentra disponible en internet sobre una persona y refleja cómo es percibida en el mundo virtual: información personal, fotos, comentarios, qué le gusta y qué no, qué hace, qué usa, cómo piensa sobre determinados temas y un sinfín de información que está disponible y abierta para una audiencia que no controlamos. La construcción de la identidad digital propia y de nuestros hijos es algo muy personal, ante esto el mejor consejo es recordar que esa información llega a una audiencia que no controlamos y entonces apelar al sentido común: ¿es necesario que se sepa dónde estuve, estoy o estaré?, ¿deben conocer el nombre de mi hijo, a qué colegio asiste o dónde practica deporte? Dependiendo de la edad del menor, como padres deberemos plantearnos si una determinada aplicación o red social es apta para nuestros hijos en virtud de la huella digital que creará. Los riesgos son amplios y se pueden sufrir en el mundo virtual, en el físico o en ambos. Personas mal intencionadas aplican técnicas de inteligencia de fuentes abiertas sobre un determinado objetivo y así realizan más efectivos su engaño y/o acción.

Profundicemos un poco sobre la huella digital que van a dejar los chicos con el uso de determinadas aplicaciones, la que formará parte de la identidad digital explicada antes. La información que generamos al usar las aplicaciones es generalmente el activo más preciado que tienen los desarrolladores de éstas. Como se dice muchas veces: si no pagas por su uso, es posible que el producto seas tú mismo. Personas mal intencionadas pueden tener como objetivo apoderarse de esta información de diversas formas y debemos estar atentos. Al momento de instalar las aplicaciones, especialmente en teléfonos inteligentes o tabletas, debemos considerar los permisos que le damos. Cosas a prestar atención son: ¿qué información personal vamos a dar y por qué?, ¿cómo la aplicación va a saber quien soy?, ¿realmente es imprescindible que acceda a mis contactos?, ¿necesita saber mi geolocalización alguna vez, todo el tiempo o mientras la uso? Si deseo compartir una imagen o comentario: ¿es apropiada para el ámbito en que estimo que va a ser vista?, ¿a qué tipo de contenido y qué tipo de interacciones con terceras personas puede exponerse mi hijo? Recuerden que muy difícilmente se pueda controlar la audiencia.

Una vez pensada en la higiene de los dispositivos, la identidad digital y el uso de las aplicaciones, como padres nos planteamos como ejercer el control de lo que pasa en el mundo digital. Si bien podemos técnicamente tener acceso a un monitoreo exhaustivo, considero que la concientización y el diálogo son las herramientas más eficaces. La sobre vigilancia puede traer aparejada que se creen perfiles y/o canales de comunicación alternativos que difícilmente como padres podamos advertir. Recuerden que los chicos están conectados con la tecnología para el ocio, muy posiblemente más tiempo que nosotros por lo que pueden utilizar toda su creatividad, tiempo y conocimiento para eludirnos. Establecer las reglas de uso de las distintas aplicaciones desde el inicio es una estrategia que debemos tener al decidir qué se puede usar y que no.

Por último, algunos consejos rápidos aplicables a la mayoría de lo descripto:

  • Mantener actualizado el sistema operativo y las aplicaciones de forma automática.
  • Resguardar el acceso a los dispositivos mediante al menos contraseña y si el dispositivo lo permite biometría.
  • Crear una identidad digital, limitando la información personal a compartir.
  • Revisar y respetar la edad mínima recomendada para el uso de cada aplicación.
  • Limitar los permisos de las aplicaciones al mínimo de acuerdo al uso que quiero darle, incluso si implica perder alguna funcionalidad. Siempre es posible dar más acceso de ser necesario.
  • Las redes sociales más populares permiten activar la autenticación de dos factores, actívelo, pero no lo haga mediante mensajes de texto que pueden ser inseguros, sino a través de aplicaciones de autenticación.
  • Activar el control parental en los dispositivos que usan los chicos para poder así gestionarlos: definir horarios, tiempos límites de uso, autorizaciones para el uso de aplicaciones.
  • Establezca un acuerdo de acceso a la información que su hijo o hija genera, para que pueda ser accedido por las personas que están encargadas de su cuidado.
  • Recuerde que los juegos en línea en general permiten establecer llamadas y contactos con terceras personas y son una red social más que debe ser tenida en cuenta a la hora de revisar qué información se comparte.

Con el Internet convirtiéndose en una herramienta fundamental en la vida de los chicos, protegerlos mientras se encuentran en línea se ha convertido en una necesidad para todos los padres.

 

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