Claves detrás de una crisis educativa en gestación

Por Javier González, Director de SUMMA (Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe) y Profesor Afiliado, U. de Cambridge

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La pandemia está aumentando las brechas sociales a un ritmo preocupante e impactando severamente a los sectores más vulnerables, debido a la abrupta desaceleración económica y debilidad de nuestros sistemas de protección social. La tasa de desempleo ya está en su mayor nivel en 20 años: 15,6% para el Gran Santiago. La pobreza por ingresos aumentará por primera vez en décadas, y podría llegar a 13,7% según la CEPAL, o bastante más si se considera las mediciones de pobreza multidimensional.

En este contexto, la crisis sanitaria también amenaza seriamente el bienestar de los niños, niñas y adolecentes (NNA). A la crisis educacional por el cierre de las escuelas, se agrega la precarización del acceso de los estudiantes a servicios sociales y sistemas de protección claves. Esto se ha traducido en una menor cobertura de vacunación y peor acceso a la alimentación que antes recibían diariamente en la escuela (hoy reducidas a canastas periódicas). Además, la violencia intrafamiliar dentro de los hogares ha aumentado, amenazando la integridad física y psíquica de los NNA. Según ONG Activa, desde el inicio de la cuarentena los casos de maltrato a menores aumentaron 42%, siendo los niños y niñas entre 0 y 14 años los más afectados.

Más aún, el derecho a la educación de los NNA se ha visto fuertemente vulnerado. Con el fin de conocer el impacto de la pandemia en el proceso educativo chileno, SUMMA (Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe) en conjunto con una serie de universidades (UFRO, PUC, UDP, PUCV), llevamos a cabo el estudio «Docencia durante la crisis sanitaria: La mirada de los docentes”, encuestando a más de 3,000 profesores del sistema escolar. Los resultados son alarmantes y nos deben llevar a actuar con prontitud.

El estudio muestra que a pesar de que 62% de los docentes se ha comunicado regularmente con sus estudiantes a través de internet o teléfono, en promedio, solo logran mantener un contacto frecuente con 50% de ellos. Como resultado, es posible que una proporción importante de estudiantes haya visto deteriorado o interrumpido su proceso de aprendizaje, dado que solo 9% de los docentes considera que sus estudiantes cuentan con hábitos para estudiar de forma autónoma. Lo anterior explica, en parte, por qué según la encuesta, la mitad de los docentes siente que no está logrando que sus estudiantes aprendan lo esperado.

También llama la atención el escaso uso de los recursos puestos a disposición por el Ministerio de Educación. Solo 49% de los docentes indica estar utilizando los textos escolares y apenas 27% las plataformas habilitadas por el MINEDUC. Por lo tanto, estas estrategias son claramente insuficientes.

Evitar una profunda crisis educativa requiere avanzar en, al menos, seis líneas de acción. Primero, abordar la importante proporción de estudiantes que no poseen conectividad a internet, recurriendo a estrategias que profundicen rol de la TV y radio, y que contemplen la entrega semanal directa en los hogares o escuelas de materiales pedagógicos impresos y digitales offline. Segundo, mejorar la oferta pedagógica online para aquellos alumnos que poseen conectividad. Tercero, generar programas de apoyo socio-emocional para estudiantes y orientaciones de apoyo para padres. Cuarto, formar y apoyar urgentemente a los docentes, quienes no han sido formados para impartir educación remota. En efecto, más del 80% de los docentes encuestados manifiesta la necesidad de recibir formación para afrontar la crisis, particularmente en lo referido al uso de estrategias pedagógicas para enseñar a distancia y apoyar socioemocionalmente a sus estudiantes. Quinto, preparar desde ya la estrategia de vuelta a clases del próximo año. El foco debe estar en desarrollar planes de nivelación efectivos que permitan enrielar a cada uno de los estudiantes. Sexto, fortalecer los sistemas de protección social que resguarden la salud física, mental y emocional de NNA.

Es importante hacer un llamado a las autoridades a establecer un dialogo y mesas de trabajo temáticas permanentes, que sean inclusivas (incluyendo academia, sociedad civil, comunidad escolar y gobierno) y que se basen en evidencia local y comparada rigurosa, con el fin de anticipar y evitar un escenario que podríamos lamentar si no actuamos juntos oportunamente.

Sabemos que la dimensión sanitaria de esta pandemia ha sido difícil de anticipar. Sin embargo, estamos aún a tiempo de prevenir una catástrofe educativa y social que afecte el desarrollo de largo plazo de nuestros niños, niñas y jóvenes. Errar en este ámbito, truncará el desarrollo de Chile por varias generaciones.

Este artículo se publicó originalmente en La Tercera de Chile. Accedé a la nota en este enlace https://www.latercera.com/opinion/noticia/claves-detras-de-una-crisis-educativa-en-gestacion/4MNR6GUVLRBTXA7BXJADV4LYIE/

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