¿De qué manera contar el pasado reciente? A veces la mejor forma de hacerlo es a través del arte, en general, o del teatro, en particular.
En Aquí hay leones, Amalia y Nicanor (Florencia Sartelli y Leonardo Volpedo) viven en un puro presente absolutamente inestable, cuyo suelo parece escurrirse debajo de sus pies. Sin embargo, las penurias de una realidad social y económica agobiante no les impiden imaginar un futuro mejor. Se ilusionan con viajes imposibles, inventan máquinas descabelladas, sueñan con formar una familia y buscan trabajos fuera de lo convencional. Estrategias cotidianas para vivir y sobrevivir en un país que se cae a pedazos y donde todo horizonte posible parece haber desaparecido.
Basada en experiencias vividas durante uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente, la dramaturgia de Javier Swedzky retoma tópicos que aún resuenan en la memoria: los trueques, las corridas cambiarias, los intereses caníbales y usureros de quienes se aprovechan de la situación, las cuasimonedas, etc. Estos vestigios de la situación económica van a ir apareciendo paulatinamente pero sin hacer de esto el centro de toda la obra. En el fondo, el texto indaga en las vivencias íntimas de una crisis ¿Cómo se la vive desde adentro de un hogar? ¿Cómo es el día a día?
La puesta recupera elementos tan teatrales como los títeres, las marionetas y la utilización precisa de cada objeto en escena, sumado a una escenografía minimalista centrada en una serie de colchones apilados que, por sí mismos, se vuelven narrativos. Este recurso es el que brinda, a lo largo de toda la obra, una sensación de inestabilidad continua donde todo está a punto de estallar pero contenido, latente por debajo de las palabras.
«Aquí hay leones» era una expresión que se utilizaba en la antigua cartografía para indicar aquellos lugares desconocidos. En los albores del siglo XXI ese no lugar parece resignificarse como esos intersticios donde las personas todavía luchan y se aferran para no terminar de caer en un contexto de estallido social, violencia y pérdida de las garantías constitucionales. Si esa coyuntura fue desconocida hasta entonces para muchos, las formas de hacerle frente también.
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La obra pone en escena las dificultades de la crisis del 2001 desde un lugar entrañable que recupera toda la capacidad sensible del ser humano en tiempos duros. La imaginación como ese último recurso que permite sobrevivir en contextos hostiles. Pero Aquí hay leones también habla de los duelos y de los vínculos. Un duelo por un pasado mejor que ya no se puede recuperar y las relaciones familiares en ese proceso, donde el amor y la paciencia parecen ser la clave.
Como en el teatro, el riesgo en esta obra es constante, todo está a punto de caerse todo el tiempo. Cuando la mayoría de las narrativas sobre la crisis del 2001 ubican la acción en el espacio público, Aquí hay leones coloca el foco en un espacio íntimo como es el hogar. Poesía y realidad social se conjugan en una puesta distinta en la cual la destreza de los actores resulta clave.
Sábados a las 21 en Área 623, Pasco 623.