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Se trata de un programa de cooperación multisectorial que busca reducir la brecha digital y ayudar a la inclusión educativa en contexto de pandemia, impulsado en conjunto por la Iglesia, por intermedio de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires y Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia; el Estado, a través de los Ministerios de Educación de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires, junto con el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom); el tercer sector, con el apoyo de Fundación Telefónica Movistar y ”La Caixa” Foundation, a través del proyecto ProFuturo, y Fundación Caminando Juntos; la Universidad, con la participación del área de Compromiso Social de la Universidad Católica Argentina; y los profesorados de Consudec, Ntra. Sra. de la Paz, San Agustín y el Sagrado Corazón de la Ciudad de Buenos Aires.

ACCIONES: Mejor que decir, es hacer

Desde el pasado viernes 20 de marzo, cuando el Gobierno Nacional decretó el ASPO, la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires y Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia, comenzaron a reunirse en forma virtual con los diferentes sectores necesarios para poder lograr, entre otras cosas:

Conectividad: gestión ante el ARIU de dominio edu.ar para todas las escuelas. Liberación de estos dominios ante el ENACOM. “Estas acciones permiten a las escuelas ofrecer enseñanza en aulas y clases virtuales, libre de consumo de datos para los estudiantes de las zonas más necesitadas”, sostiene Luciana Alonso, Coordinadora de programas multisectoriales por las Vicarías de Educación y de Villas, que busca soluciones concretas para garantizar más y mejores oportunidades educativas a estudiantes que encuentran en situaciones de vulnerabilidad, desde un enfoque de equidad.

Tecnología: acceso al plan de entrega de computadoras del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, como un camino hacia la inclusión social y la innovación en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en el marco de los desafíos que plantea la sociedad digital. “Vivimos en entornos culturales tecnológicos, donde la tecnología ya no es una herramienta, es un ecosistema, parte de la sociedad. En este sentido, es necesario pensar dinámicas que permitan acelerar procesos educativos y de adaptación de la tecnología en entornos muy vulnerables”, explica Luciana Alonso

Becas: otorgamiento de Becas Progresar, con el apoyo del Ministerio Educación de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Becas. “Las becas sirven para garantizar el derecho a la educación y fortalecer las trayectorias educativas de jóvenes que quieran finalizar su educación obligatoria. Con estas becas podemos lograr que los alumnos mayores de 18 años, no abandonen la escuela ante la necesidad de salir a trabajar”, asegura Luciana Alonso y agrega: “El alcance aproximado de estas becas, es del 20 por ciento de la población del nivel secundario de aquellos jóvenes que asisten a escuelas de villas y barrios populares”.

Acompañamiento: a la gestión directiva en los procesos de conducción educativa en contextos de vulnerabilidad social, con el apoyo del equipo pedagógico de la Dirección General de Escuelas de Gestión Privada del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.

Asesoramiento: técnico pedagógico a docentes, en el diseño de las trayectorias de enseñanza mediadas por tecnologías digitales, formación y producción de contenidos con el apoyo de Fundación Telefónica Movistar y ”La Caixa” Foundation, a través del proyecto ProFuturo, un programa de educación digital para niños y niñas de entornos vulnerables que se propone reducir la brecha educativa a través de una educación digital, inclusiva, equitativa y de calidad que permita a jóvenes alcanzar la igualdad de oportunidades.

El modelo pedagógico de ProFuturo que se aplica por segundo año consecutivo en Argentina,  propone un aprendizaje inclusivo a través del diseño de recorridos didácticos que recuperan el protagonismo de los estudiantes, mediado por tecnologías digitales. El programa contempla la incorporación de equipamiento tecnológico (solución ProFuturo) y herramientas digitales para cada niño o niña de zonas de bajos recursos.

Orientación: apoyo a las trayectorias de aprendizajes por medio de tutorías a estudiantes con el apoyo del Profesorado CONSUDEC, el área de Compromiso Social de la Universidad Católica Argentina y los profesorados Ntra. Sra. de la Paz, San Agustín y Sagrado Corazón de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Por qué es necesario reducir la brecha digital y ayudar a la inclusión social?

La pandemia no sólo es una alerta sanitaria para la Argentina, sino también un llamado de atención ante la profundización de problemáticas que ya existían: el hambre y la desnutrición, la desigualdad de recursos en los hogares, sumado a la deserción escolar especialmente en el nivel secundario.

Organismos como Unicef alerta sobre el crecimiento de la pobreza infantil argentina en el marco del COVID-19: antes del segundo semestre de 2019 la pobreza afectaba al 53% de las niñas y niños del país, número que podría escalar al 58,6% a fines de 2020. Con relación a la población más vulnerable, de barrios populares y villas, el informe anticipa que la pobreza podría alcanzar a 9 de cada 10 niñas y niños.

La crisis del coronavirus impacta con mayor dureza en las poblaciones más necesitadas y amplía las brechas de inequidad de las niñas, niños y adolescentes, víctimas ocultas de la pandemia. La educación es una de las dimensiones donde más se visualiza esa diferencia de oportunidades.

El actual contexto requiere del trabajo y cooperación multisectorial para dar respuesta a la inclusión social y a la igualdad de oportunidades educativas que se profundizó con la irrupción del COVID-19. Uno de los desafíos y prioridades es garantizar la continuidad escolar en aquellos contextos de mayor vulnerabilidad social. Es por ello, que la misión y acción de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires y Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia, es fundamental para sostener, acompañar y apoyar a la comunidad educativa en las zonas más afectadas por la pandemia.

La conectividad como piso mínimo de acceso al derecho de educación 

La desigualdad en el acceso a Internet es una problemática que existe antes de la pandemia, un estudio reciente a cargo de la UNESCO, indica que en Argentina 1 de cada 5 estudiantes de primaria no tiene Internet en su casa, es decir un 19,5% de los alumnos del nivel primario del país no cuenta con la posibilidad de estudiar desde su hogar. Con relación al nivel secundario, ocurre algo similar, el porcentaje que no tiene acceso y conectividad en su casa es del 15,9%. Por su parte, según datos suministrados por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) de Argentina, cerca del 40% de los hogares argentinos no cuentan con acceso a internet fijo.

Estos números alarman porque en contexto de pandemia, la conectividad es la principal, y en algunos casos la única vía de comunicación para garantizar la continuidad y el derecho a la educación. A esto se le suma las desigualdades de acceso a las tecnologías digitales, profundizando la brecha digital  ya existente, entre aquellos estudiantes que tienen acceso a ella y los que no.

La misión es la  inclusión y equidad educativa

La misión de las escuelas católicas en las Villas de emergencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es la inclusión social que excede el ámbito educativo. Las autoridades de la Vicaría Pastoral de Educación de Buenos Aires y Vicaría para la Pastoral en Villas de Emergencia vienen trabajando desde hace mucho tiempo en la construcción de una cultura del encuentro que promueva la integración urbana de los barrios populares, priorizando el vínculo escuela-familia en la continuidad educativa, el sostenimiento de la comunicación y el acompañamiento a la realidad familiar, la asistencia de alimentos e insumos sanitarios.

Se trabaja en la Villa 1-11-14, Villa 21-24, Villa 15, Villa Lugano, Soldati, Cildañez, bajo Flores y Villa Fraga, con una Red de 12 escuelas católicas que asisten a la población de la Vicaría de la Villas de emergencia de la Ciudad de Buenos Aires. Son 12 escuelas que cuenta con 100 por ciento de aporte para los sueldos docentes, 6 de ellas de cuota cero, lo que representa una población de 2.886 estudiantes del nivel secundario y 3.265 alumnos del nivel primario”, explica Luciana Alonso.

Por su parte, P. Juan Isasmendi, del Colegio María Madre del Pueblo Villa 1-11-14, comenta: “Las escuelas parroquiales de nuestros barrios populares nacen como respuesta pastoral a un problema estructural en los barrios: falta y modo de escolaridad. La Iglesia advirtió la necesidad de hacer escuelas para todos los niveles, no solo por la carencia de vacantes sino porque el modo de vivir y concebir la escuela no venía siendo efectivo en los chicos y chicas de nuestro barrios. Nuestras escuelas nacen de la vocación profunda de enseñar, y no solo de incluir. Esa vocación de enseñar nos hizo recorrer los hermosos caminos de la formación humanística y cristiana, que en sana combustión con la riqueza de la gente sencilla derivó en una linda experiencia”.

Mientras que el Pbro. Pablo Corbillón, Delegado Episcopal de la Vicaría Pastoral de Educación, agrega: “La escuela es el principal mecanismo de inclusión social y la Iglesia se hace presente de diversas maneras desarrollando acciones concretas que contribuyen a la construcción de equidad y justicia educativa. Con el apoyo y colaboración de todos estamos logrando dar pasos muy importantes en esta misión de ayudar a las familias más necesitadas a través de nuestra comunidad de escuelas parroquiales”.

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