Cuando las «chancletas» dicen basta el patriarcado empieza a caer

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Una abuela, una madre, una hija. Tres mujeres. Tres generaciones. Muy distintas entre sí pero con algo en común que las atraviesa: la violencia machista. La historia de ellas es, lamentablemente, la historia de muchas. “Chancletas” pone en escena la vida de Gabriela, su mamá, Teresa, y su hija adolescente, Romina. Las tres comparten una casa humilde. La inminente llegada de un hombre, la nueva pareja de la abuela, alterará el precario equilibrio en el que viven.

La acción transcurre en la casa que comparten, fundamentalmente en la cocina, lugar de encuentro cotidiano que se volverá asfixiante por momentos. Gabriela (Marilú Diz) es una mujer que sufre en silencio, maltratada tanto por su madre como por su hija (Mayra Mucci), quien la ignora, no la escucha y cuando le habla lo hace a los gritos. A pesar de todo, trata de mantener una actitud positiva. El discurso de la “buena onda” será lo que le sirva de refugio cuando la ira la ataque. Detrás de esa aparente inocencia se esconde una mujer arrasada por dentro. Como un volcán, llegará el día en que explotará y contará su verdad. Mientras tanto, su madre (Soraya Abdul) no puede entenderla, la juzga y la desprecia por la vida que lleva. Para ella, Gabriela no cumple con las aspiraciones femeninas que considera apropiadas. Prueba de que los estereotipos de género también son reproducidos por las propias mujeres. Hacia la segunda parte de la obra la trama dará un vuelco y las caretas se caerán, es entonces cuando muchas acciones se resignificarán. Esa actitud positiva de Gabriela es en realidad lo único que la sostiene, lo que le permite no caer por completo, lo que la ayuda a salir del infierno que vivió años atrás, del cual su madre fue cómplice. La abuela “copada” se volverá oscura. Esa ambivalencia del personaje es lo que hace más interesante aún la trama porque deja entrever que la complicidad puede ser consecuencia de un sometimiento del cual no se puede salir.

El trabajo de las actrices es comprometido y logra apropiarse del texto. Cada una construye a su personaje con emoción y entrega. Por su parte, la escenografía es correcta en cuanto a la reconstrucción del lugar humilde en el que pasa la acción. El diseño de iluminación sirve no sólo para marcar el paso de las horas y los diferentes climas sino también para apoyar las contradicciones de una de las protagonistas en conjunto con las precisas marcaciones de la dirección de actores.

“Una mujer sabe que si busca a un hombre, lo encuentra”, le dice Teresa a su hija. Legitimación del abuso machista y culpabilización de la mujer en una sola frase. Y, al mismo tiempo, idea que aún está presente socialmente. Así, “Chancletas” pone en escena el abuso intrafamiliar, práctica muchas veces consensuada por la sociedad patriarcal. Además, logra dar cuenta de la forma en la que operan la violencia machista y los estereotipos de género en el contexto cotidiano y muestra las consecuencias del abuso, de la cosificación y de mandatos que aún pesan sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres. Pero la obra va un poco más allá y el texto de Fabián Fernández Barreiro señala cómo esa misma violencia y los estereotipos son reproducidos por las propias mujeres a través de la naturalización de ciertas prácticas e ideas.

Incluso, la bajada del título, “si naciste chancleta, bancatelá”, reproduce otra de las grandes ideas que amparan muchas veces el abuso y la violencia machista y que, al mismo tiempo, convierte a las mujeres en objeto del deseo de los hombres. Mujeres que crecen atravesadas por mandatos sociales y culturales que les indican cómo deben comportarse, moverse y vestirse con el objetivo de disciplinar sus cuerpos y encauzar sus decisiones en un sentido determinado.

Gabriela calla pero llegará el momento en que finalmente haga escuchar su voz para salvar a su hija del infierno que ella misma vivió. Sus palabras saldrán con la fuerza necesaria para tomar la decisión que en el pasado no pudo y que la liberará, en parte, de su sus fantasmas. Gabriela es una de aquellas mujeres que, a pesar del sometimiento, se animaron a hablar. Si una de las funciones del teatro es la de ser un agente social, en este caso “Chancletas” logra reconstruir una parte de esa realidad que muchas veces no vemos o que nos llega fragmentariamente a través de la televisión. Por suerte está el teatro, para poder tomar distancia, criticar, cuestionar e indagar en los hechos que forman parte de nuestro presente y pasado. Tal vez, así podamos construir otro futuro.

Teatro El Popular, Chile 2080, domingos a las 20.30. Reservas por Alternativa Teatral

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