Un tema que no deja de preocuparnos a la hora de hablar de las nuevas tecnologías, la inclusión digital educativa y los hábitos de los jóvenes, que pasan horas frente a las pantallas de diferentes tipos de dispositivos, es el lugar que ocupa el cuerpo. Nos interesa compartir con ustedes, las reflexiones de Melina Masnatta, especialista en Tecnologías Educativas y colaboradora de Sobre Tiza, para que el debate se amplíe y se enriquezca con las opiniones de todos. Para leer la nota, publicada en el portal educ.ar, hagan clic acá Cuerpo versus tecnologías, ¿espejos aumentados?.
Masnatta nos invita a no perder de vista los contextos y “cómo estos nos configuran con ciertas formas de habitarlos”. Para ello nos remite a las investigaciones de Pablo Scharagrodsky, cuyos trabajos indagan en las formas de entender la cultura corporal propia del mundo de la escuela.
La arquitectura, en todas sus expresiones, no es neutral. Pensemos tanto en los caminos, rutas, que nos comunican con diferentes partes del país, pero que al mismo tiempo dejan a otras localidades olvidadas; pensemos en los trenes y en los pueblos fantasmas que quedaron a los lados de las viejas estaciones donde pocos llegan. Pasemos por las ciudades, desde las más planificadas como Brasilia, a las más caóticas. Detengámonos en la escuela, en el aula, en el que antes encontrábamos bancos clavados al suelo, pupitres inmóviles que obligaban a que miráramos al frente, en donde encontraríamos a quién nos trasmitiría su saber.
Hoy la disposición de los pupitres no es la misma, no están rígidos en el suelo, pero ¿cambió la cultura escolar en cuanto a la disposición corporal en el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Cómo intervienen las nuevas tecnologías en este replanteo del espacio físico del aula? “Las tecnologías, desde los celulares inteligentes hasta las ultrabooks (o netbooks livianas), cada vez más facilitan la movilidad. Nos trasladamos a cualquier lugar y llevamos con nosotros escritorios virtuales, correos electrónicos, bibliotecas, archivos y hasta la discografía completa de nuestra banda preferida”.
Si pensamos en la relación del cuerpo con los dispositivos no debemos olvidarnos de “interpelar el cuerpo como interfaz”. Los desarrollos tecnológicos también nos invitan a accionar nuestro cuerpo, nos proponen comportamientos, movimientos. Éstos son cada vez más “intuitivos”, “naturales”, se dice. Nuestro cuerpo es el joystick, el controlador, ya no es simulación, son nuestros movimientos los que mueven el juego.
Como señala la especialista “los movimientos corporales nos definen, son parte de nuestra identidad, son uno de los lenguajes expresivos y están en el origen de las palabras y la existencia cultural”.
Entonces, dice, “si nuestros espejos ahora son las pantallas, podemos imaginar nuevas formas de enseñar y aprender con las tecnologías, que expandan las posibilidades y superen los versus, que habiliten la exploración y la creación, para encontrar nuevos sentidos y usos en contextos educativos”.
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