Esta mañana recibí un llamado de mi abuela paterna. Quería recordarme que hoy se cumplían 250 años del nacimiento de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, y no podíamos dejarlo solo. Desde chico siempre me llamó la atención su nombre. Es extenso, particular y único. Pero otra razón para no olvidarlo es que cada vez que mi abuela lo menciona, es como si hablara de un familiar cercano, o de alguien que hizo todo lo que estuvo a su alcance para cuidar de ella.
Desde chicos, en la escuela, aprendemos muchas cosas sobre él, su gesta patriótica, su valor y ejemplo. Día a día izamos la bandera argentina, azul un ala del color del cielo, azul un ala del color del mar. Su legado está presente en más cosas de las que podemos imaginar, pero desde Sobre Tiza nos enorgullece saber que la educación fue una de las principales.
Yo conocí a Belgrano más por los ojos de mi abuela, que por los libros o documentales. Lo conocí a través de las lágrimas que solo ella derrama cuando habla de su muerte, empobrecido, aun sufriendo por esa Patria por cuya construcción enfrentó sus miedos y su destino.
Como puede observarse en esta imagen, tomada de la habitación de mis abuelos, Belgrano es una parte de mi familia desde que tengo memoria, y ojalá sea su memoria la que nos impulse a construir un mundo más justo e igualitario para todos.
Sumamos a este recuerdo emotivo un hermoso documental con dibujos de Ernesto Martinchuk, quien pasó meses dibujando para rendir homenaje a Manuel Belgrano.