Adolescentes bancarizados, el desafío de la educación financiera

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El Banco Central de la República Argentina dispuso que los adolescentes de entre 13 y 17 años podrán abrir cajas de ahorro sin la necesidad de estar acompañados por un mayor o responsable legal ( Comunicación A6700). Si bien ya podían utilizar este tipo de productos bancarios, a partir de ahora también podrán ser titulares de una cuenta.

La cuenta será en pesos y no tendrá costos de apertura, de mantenimiento, ni por la utilización de los cajeros automáticos de la propia entidad financiera o el home banking. Cada cuenta estará asociada a una tarjeta de débito, mediante la cual el adolescente podrá hacer compras, transferencias, extracciones en cajeros automáticos o en puntos de venta o por ventanilla y otras operaciones cotidianas.

Además, le permitirá a los adolescentes constituir depósitos a plazo fijo en pesos, en Unidades de Valor Adquisitivo actualizables por CER (UVA) y en Unidades de Vivienda actualizables por ICC (UVI), de modo tal de poner a disposición de los adolescentes un instrumento de ahorro de largo plazo.

«Esta normativa fomenta la inclusión y educación financiera de los adolescentes, promueve a su vez la bancarización y el uso de los medios electrónicos de pago –tales como tarjetas de débito, transferencias, código QR, aplicaciones para celulares– y otorga a estos menores un servicio que les facilita la realización de sus transacciones cotidianas«, puede leerse en la comunicación.

Consultado por Sobre Tiza, José Pagés, Presidente de Fundación Itaú Argentina, afirmó que al no contar con prejuicios previos (positivos o negativos) en materia financiera, la decisión de los adolescentes probablemente será de naturaleza funcional: ¿me resulta útil o no? Productos bancarios que apuntan a este público reflejan una excelente oportunidad para un aprendizaje práctico sobre la marcha con bajos volúmenes y mínimos riesgos.

“El desafío principal es que el producto resulte atractivo para el joven y generar espacios de aprendizaje cercanos a los jóvenes para estimular el buen uso de los productos financieros que les ayudarán en su desarrollo futuro”, subrayó.

En relación con la necesidad de acompañar a los adolescentes para que hagan un uso adecuado de su cuenta, Pagés remarcó que es necesario fortalecer la educación financiera para permitirles adquirir herramientas y desarrollar habilidades para analizar los riesgos y oportunidades financieras, y tomar decisiones informadas.

“Probablemente matemáticas sea la mejor área temática para introducir el tema. También nos parece particularmente útil en escuelas técnicas como materia de último año vinculada a un proyecto emprendedor, ya que los alumnos egresan con un título técnico habilitante. También hay que considerarlo en secundarios con orientación comercial o administrativa. Por último, un enfoque transversal de la temática nos puede llevar a terrenos que necesitamos debatir: en nuestra opinión una persona adulta no es plenamente libre si no logra una razonable autonomía económica, y en esto la contribución de la educación financiera es innegable. Quedaría por verse entonces si no sería un tema a desarrollar de manera opcional en ciudadanía u otra materia que afiance los derechos de los más vulnerables”, destacó.

Pero la educación financiera puede también enriquecerse mediante la práctica en ambientes simulados, o bien con experiencias reales de manejo del propio dinero. En este sentido, la Fundación Itaú y Red Hat crearon un certamen dirigido a estudiantes universitarios, terciarios o de institutos especializados, en el cual los concursantes debían desarrollar una aplicación lúdica de educación financiera para jóvenes de entre 14 y 18 años.

“Aprovechando que la gran mayoría de los estudiantes secundarios tienen dispositivos móviles y los utilizan para comunicarse y jugar, pensamos en una estrategia que nos acerque a través del uso de herramientas cotidianas de los jóvenes. El resultado fueron dos propuestas finalistas que se destacaron no sólo por su creatividad e innovación, sino por la utilidad práctica que podrán tener en la formación financiera de los adolescentes. Lo que más rescatamos de esta experiencia es que la creatividad de los estudiantes universitarios argentinos se mantiene intacta y vital”, subrayó.

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