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Después de una exitosa temporada y una gira por escenarios europeos, llegó a Argentina la obra chilena “Yo maté a Pinochet”, con funciones en el Festival de Temporada Alta 2018 (TABA) y en otros espacios, como la sala Habitar Gómez del barrio del Abasto.

¿Qué pasaría si un día cualquiera un hombre desconocido confesara haber matado a Pinochet en el año 1997? ¿Toda la historia posterior sería entonces una gran farsa? ¿Qué papel jugaría la sociedad en toda esa tramoya? Esto es lo que pone el escena el monólogo de Cristian Flores, quien interpreta a Manolo, un ex militante de un grupo revolucionario chileno surgido en la década del 80.

A partir de esa confesión, el texto navegará por los recuerdos de militancia del pasado reciente. La clandestinidad, los ideales, los compañeros, el amor y las cicatrices que dejó la dictadura son algunos de los tópicos. El monólogo es un repaso por la historia contemporánea chilena, plagada de fantasmas, violencia, conspiraciones, mentiras e injusticias. Pero la obra también reflexiona sobre la complicidad y la hipocresía de la sociedad chilena en el mantenimiento de cierto statuo quo que profundiza las desigualdades sociales.

Al mismo tiempo, la pieza indaga sobre la figura del revolucionario, sus anhelos de un mundo más justo, la incompatibilidad de la lucha armada con la vida cotidiana y las contradicciones entre teoría y praxis. Luego de todo aquello, impulsado por la nostalgia, Manolo necesitará encontrarle un sentido a las pérdidas y a las derrotas, que no sólo fueron políticas sino también íntimas. La amistad, el amor y la militancia en un texto que interpela también a la sociedad argentina.

“Yo maté a Pinochet” subraya el lugar de la memoria como la herramienta que permitirá hacer una lectura crítica del pasado y del presente, al tiempo que plantea que toda historia se encarna en los sujetos. El teatro aparece entonces como la posibilidad de resignificar el pasado, dotar de otros sentidos posibles a los acontecimientos. El conflicto central, es decir el hecho de haber matado (o no) al dictador, también implica terminar con todo lo que la figura política de Pinochet representó para la historia chilena. Una de las etapas más oscuras del país vecino, cuyas heridas todavía duelen.

Ficha técnica

Dramaturgia: Cristian Flores Rebolledo

Actúan: Cristian Flores Rebolledo

Sonido: Juan Manuel Herrera Perez

Diseño: Ricardo Romero Pérez

Diseño gráfico: Alejandro Délano Guila

Dirección: Alfredo Basaure EspinozaCristian Flores Rebolledo

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