Cuando la palabra es acción

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Argentina, década del ochenta, un partido de fútbol entre compañeros de trabajo, esa particular atmósfera de camaradería masculina de vestuario y la repentina desinhibición producto del alcohol. Hasta acá, una escena convencional. Sin embargo, lo cotidiano puede convertirse en siniestro.

“La causa justa” es una adaptación del cuento homónimo de Osvaldo Lamborghini escrito en 1982. Mariano Bassi interpreta a todos los personajes de la historia con maestría, soltura y ritmo. Dueño de un sinnúmero de recursos actorales y corporales, le da vida a cada uno de ellos al punto de que el espectador siente que todos los personajes están físicamente en escena al mismo tiempo. La correcta dirección de Cristian Palacios construye diferentes climas a lo largo de la obra y es seguramente el pilar del gran trabajo actoral, al contribuir al descubrimiento de cada uno de los personajes con sus particularidades, sus propias voces y cuerpos. Por otro lado, las pequeñas dimensiones de la sala ayudan a crear un clima más intimista y a estar cerca del actor para poder apreciar en detalle cada uno de sus gestos.

En “La causa justa” Lamborghini parodia prácticas sociales cotidianas en las que se reproducen la violencia, la homofobia y el nacionalismo característicos de la sociedad argentina. Un partido de fútbol entre compañeros de trabajo será el escenario donde se despliega un conjunto de sentidos que refuerzan las identidades masculinas tradicionales. El consumo del alcohol dará pie a una confesión sexual, siempre a modo de broma, claro está. Precisamente, lo no dicho, lo latente, se cuela a través del chiste. Esta figura discursiva pone en escena ciertas representaciones en torno a lo masculino y a lo que no lo es en un binomio de opuestos que se excluyen mutuamente “heterosexual/homosexual”. En este caso, ese mismo lenguaje que sirve para comunicar, sujeta a los individuos, los hace presa de sus propias palabras. Entonces, ya no habrá salida. Es acá cuando el “fanático de la verdad” aparece. Representado en la figura de un ingeniero japonés, será el encargado de llevar esa promesa a sus últimas consecuencias. Su obstinación por hacer cumplir la palabra llega al límite del paroxismo. En nombre de la Patria y del Emperador, él se encargará de que la palabra incumplida sea palabra cumplida. Quizá como metáfora (o no tanto) de aquellos que han cometido atrocidades en nombre de la “Patria”.

Muchas veces catalogado como escritor “maldito”, el lenguaje de Lamborghini no tiene ningún eufemismo y en esa prosa desaforada esté tal vez su marca personal y su rebeldía. Lenguaje cargado de violencia descarnada, explícita y eufórica. Si la palabra es acción, en este caso la palabra lastima, asesina, violenta. Y Bassi logra apropiarse de ese lenguaje y hacerlo cuerpo, llevarlo hasta las últimas consecuencias. Con precisión y destreza transita cada uno de los personajes de la historia y logra pasar de la euforia a la calma, del grito al susurro, de la violencia a la risa. Y, junto con él, la sonrisa del público se convierte en mueca porque ahí hay un trabajo actoral que interpela, inquieta y conmociona. Al mismo tiempo, la pequeña dimensión de la sala contribuye a la sensación de encierro, reforzando la idea de que no hay salida.

En un contexto como el de la última dictadura, donde reinaba la censura y el silencio forzado, la prosa de Lamborghini se erige mostrando sin ambigüedades aquello que es conocido pero que pretende callarse. Dice lo que no se debe decir, pone en escena lo considerado obsceno, terrible, abyecto. Se trata de un lenguaje que se vuelve cuerpo en la actuación de Bassi, en una puesta arriesgada que funciona con la precisión de un mecanismo de relojería. Tal vez como metáfora de esa violencia que caracterizó la historia de nuestro país desde los años sesenta en adelante, “La causa justa” puede leerse como una sátira de la vida política y social argentina de la época y, por qué no, de la actualidad.

Ficha técnica:

Dramaturgia:Mariano Bassi, Cristian Palacios

Actúan:Mariano Bassi

Vestuario:Natalia Alayon Bustamante

Diseño de luces:Javier Vázquez

Asistencia de dirección:Tomás Graziano

Prensa:Analia Cobas, Cecilia Dellatorre

Producción:Compañía Nacional De Fósforos Y Eterna Compañía

Dirección:Cristian Palacios

Espacio Lavallén

Solís 1125, Ciudad de Buenos Aires.

Jueves, 21 hs.

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