¿Necesitamos un nuevo Sarmiento?

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Por Pablo Aristizábal, CEO y fundador de Competir.com.

No es raro ni disruptivo escuchar a cada vez más académicos, educadores y profesionales que hablan de la escuela como un lugar de estandarización que mata la creatividad de los alumnos, ni tampoco es extraño afirmar que la evolución de la educación respondió a las condiciones de la era industrial. Este ha sido un primer y gran paso, pero no alcanza sólo con señalar el problema, sino que hay que crear las soluciones, sobrepasar los límites del decir para pasar a la acción, y transformar la educación en la educación para la Sociedad del Conocimiento.

Si el docente del modelo tradicional era un portador de saber y un transmisor de conocimientos, que además contrabandeaba que existe una sola respuesta a una pregunta, su rol ahora es mucho más importante, y se centra en ser un facilitador del aprendizaje. Es alumno y maestro al mismo tiempo, así como el alumno se convierte en maestro cuando se solidariza con un compañero ayudándolo en su aprendizaje. Resta preguntarnos cómo podemos afrontar el cambio, o mejor dicho, cómo podemos generarlo.

Argentina ha mirado históricamente hacia el Viejo Continente y a Norteamérica buscando recetas salvadoras, y no hablamos sólo en materia educativa. Pero tenemos que crear nuestro propio modelo. Un modelo que puede tomar lo mejor, porque de eso se sustenta la innovación, nadie hace algo totalmente nuevo ni totalmente copiado. Todo vive simultáneamente. Todo deja una enseñanza.

Que no sea fácil es lo divertido de la vida. Poder lograrlo es la transcendencia, es poder dejar una marca en el juego. Lo importante es que el modelo que surja sea auténtico, sea en verdad, no esté supeditado al parecer. Pero para poder crear una respuesta nueva es necesario que como sociedad creamos en nosotros mismos.

Y necesitamos encontrar nuevos líderes: estadistas. El estadista es aquel que no sólo ve el nuevo mundo a construir, sino que lo construye. No es un futurólogo. Lleva a un pueblo hacia un lugar, como lo hizo Sarmiento para con la escuela.

Necesitamos entre todos recrear su espíritu de cambio; innovar colaborativamente entre todos los actores y todos recrear el espiritu de cambio y grandeza que él nos lego, el creó un nuevo mundo para la escuela y son justamente los estadistas, los que crean nuevos mundos donde habitar, crean respuestas, donde se les permita a los chicos que desarrollen todo su potencial de ser. Hoy ese trabajo no es un trabajo de una sola persona, es el trabajo de muchos, que colaborativamente construyamos una nueva respuesta para la educación.

Como dijimos la auténtica entrada de lo digital trae consigo la conversación y con ella el “bottom up” ¿a qué nos referimos con este término? Al poder de las masas, a un movimiento que surge desde abajo hacia arriba. Y una vez que lo digital ingresa a la escuela se produce la transformación, que vendrá acompañada por un cambio en la concepción de los objetivos de la educación. ¿Se trata de formar o de dar forma? Si te estoy dando forma, te estoy matando tu potencial de ser. Y es en el desarrollo del potencial de ser donde nos constituimos como humanos.

Entonces, hay que formar, pero también hay que forjar. Forjar espíritus que tengan la voluntad de arrojarse, el coraje de construir nuevas respuestas; el futuro nos exige pasar de ser protagonistas del parecer a ser protagonistas del hacer y del crear. Para trabajar en el mundo de las ideas hay que forjarse. Pero hoy, con la nueva constitución de la sociedad, en donde los padres no están, donde la familia se achica cada vez más, donde se vive en lugares más aislados, donde la inseguridad no te permite salir a la calle, es difícil.

De chico uno se forjaba de muchas maneras, por ejemplo cuando trepabas un árbol; si uno no pisaba la rama correcta se caía, y no pasaba solo por caerse, sino también cuan alto podía llegar. El proceso de adquisición del conocimiento es forjar, es lo que te forja el espíritu; no podemos enseñar a emprender sino emprendiendo, a negociar sino es negociando, a liderar sino es liderando.

Como sociedad debemos asumir el compromiso de aprender a ver el potencial de un chico y pensar en cómo hacer para que pueda llegar a ese lugar. No es una reproducción de saberes masivos, como lo fue la máquina de la educación de la era industrial, No se trata de digitalizar lo escolar sino de escolarizar lo digital, en la era del conocimiento hay que desarrollar una nueva educación que nos permita evolucionar de la anterior, para pasar del modelo de una sociedad reproductiva, a una sociedad productiva y creadora y ahí las nuevas tecnologías tienen mucho para aportar, en la dignificación de los chicos, del maestro, en transformar el aula en una fiesta de participaciones, conversaciones pertinentes, en creaciones que vuelvan a dar vida al aula y que ir a la escuela vuelva a ser una celebración.

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