En tiempos en los que el sistema y los modelos educativos están siendo cuestionados, Daniel Samoilovich, director de la Asociación Columbus en París y Ginebra, aprovechó el marco del Congreso Mundial Ingeniería 2010 Argentina, para presentar una charla bajo el título de Más allá de la retórica: ¿Están las instituciones preparadas para renovar los paradigmas formativos? Durante su exposición, el académico comentó que dialogando con un colega concluyeron que las transformaciones pueden darse de dos formas: Natural o Milagrosa. La primera que bajen dos ángeles e iluminen el camino, y la segunda que los docentes se pongan de acuerdo.
Haciendo un análisis más detenido, Samoilovich dijo: “si los nuevos paradigmas formativos son la respuesta ¿cuál es la pregunta?”. En la actualidad es cada vez más marcada la tendencia que afirma que el mercado laboral requiere nuevos perfiles profesionales, que las expectativas de los jóvenes son cada vez más altas, y que las universidades están bajo la lupa, en lo que respecta a los sistemas de acreditación, financiamiento. Por esa razón, la modificación de un modelo, para la aplicación de la Formación Centrada en el Estudiante, resulta muchas veces un camino difícil de transitar para las instituciones.
“La mayoría de los cambios son a macchia di leopardo, son bolsillos de innovación, iniciativas aisladas ¿Por qué? Existe una curva en el que están los adelantados, luego los seguidores y después los Recalcitrantes, en esta última etapa hay una gran barrera por superar”, explicó.
Una de las cuestiones por las que Samoilovich señaló que es difícil el cambio, es porque el mismo afecta al Core Business de la institución. “Afecta los métodos de gestión de calidad”. Sólo puede hacerse con un compromiso institucional que incluya recursos, servicio de apoyo al estudiante y capacitación de los docentes:
- Desarrollo de una visión: la formación centrada en el estudiante puede empujar a universidades más participativas y de calidad.
- Contexto de aprendizaje: primero, se trata de una revolución copernicana, del contenido a los resultados de aprendizaje en el diseño curricular; segundo, son pedagogías activas, el estudiante es el centro; tercero, dar uso formativo de evaluaciones; y cuarto, potencia la empleabilidad.
- Identificar drivers: hay que designar coordinadores académicos, estructuras de apoyo para la innovación tecnológica y pedagógica, brindar servicios a los estudiantes, programas de capacitación, políticas para el personal académico, y adecuar la evaluación de los estudiantes en la mejora de los programas.
- Estimar los costos relacionados: recursos académicos, inversiones en infraestructura, Estructuras de apoyo, tutores y consejeros.
- Identificar opciones para la asignación de recursos: las universidades públicas no tienen instrumentos contables para medir los costos.
En el último caso, las empresas pueden convertirse en un gran aliado de las universidades, según afirmó el académico. Aunque señaló que existe una asincronía entre los ciclos que cada uno requiere y demanda: “estudiar ingeniería lleva tiempo”. Asimismo, invitó al sector privado a participar brindando contenidos, y no sólo ayudando de forma financiera al campo educativo.
Dejando abierto el debate, Samoilovich preguntó al auditorio si los estudiantes son aliados, realmente. “¿Son pasivos? ¿Son facilistas? Estamos seguros de que son más heterogéneos, con dificultades de aplicar lo aprendido, pero hay que conocer sus demandas para poder responder a las mismas”.