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¿Cómo se vivencia una pandemia en la intimidad? ¿Qué miedos despierta? ¿Esas experiencias son iguales más allá de las fronteras o hay diferencias según los contextos y culturas? ¿Qué tenemos en común? ¿Qué nos diferencia? ¿Estuvimos más cerca o más lejos? ¿Los dispositivos tecnológicos se convirtieron en los mejores compañeros o, por el contrario, fueron los responsables de aumentar la alienación?

Algunas respuestas a estas preguntas, por supuesto muy abiertas, se encuentran en Aquí estoy, el proyecto performático que produce una compilación de textos a partir de conversaciones escritas de Whatsapp entre personas que no se conocen de distintos lugares del mundo, que viven la pandemia desde sus posibilidades y particularidades.

Aquí estoy ya va por su segunda edición en la que participaron Argentina, Bélgica, Francia, Uruguay, Brasil, España y México. La presentación será este sábado 18 de septiembre a las 11 de la mañana, a través de la cuenta de instagram de Sinrumbo, (@projecthuissinrumbo) el espacio cultural de Bélgica que participó del proyecto.

El objetivo de la experiencia es producir un relato colectivo poético de la pandemia que se va armando con las múltiples experiencias, cambios y movimientos (tanto sociales como íntimos) de quienes se suman a participar.

Durante las dos ediciones planteadas hasta hoy, alrededor de cien personas desconocidas de distintas partes del mundo sostuvieron un intercambio por WhatsApp, con el fin de construir el retrato pandémico. En la primera oportunidad, los países organizadores fueron Argentina y Bélgica, gracias a la participación del espacio cultural Sinrumbo, mientras que en la segunda edición, se suma a los mencionados, Francia, con la participación de la directora escénica Lucie Bach.

Cada domingo, a lo largo de cuatro semanas, los y las participantes de distintos países sostuvieron un intercambio escrito por WhatsApp, a partir de consignas recibidas en un idioma diferente del propio. Cada quien utilizó sus estrategias de traducción para entender y hacerse entender. El texto final fue traducido con los mismos sistemas tecnológicos que se usaron durante la experiencia para compartirla tal cual fue vivida.

La creación general del proyecto está a cargo de Manuela Méndez, quien es licenciada en Actuación y actualmente realiza su tesis de Maestría en Teatro y Artes Performáticas, ambas en la Universidad Nacional del Arte. Como directora estrenó “amar, amar, amar” en el ciclo Operas Primas del C.C.R.Rojas, Las Oceánicas en el C. C. Morán y realizó la dirección escénica de la Residencia 6 del Centro de Experimentación del Teatro Colón. también se desempeña como actriz y performer.

Manuela Mendez

Sobre Tiza dialogó con la artista a propósito de la presentación de esta segunda edición de Aquí estoy.

¿Cómo se lleva adelante todo el proceso y organización que conlleva el envío de las consignas y la recopilación de las respuestas?

Se divide a la gente inscripta conformando dos grandes grupos: les hispanohablantes por un lado y quienes hablan otros idiomas por otro. Como las consignas se envían de modo alternado, un domingo les tocaba recibir al primer grupo, y el otro, al otro. La intención es que quien reciba la consigna lo haga en su idioma, con lo cual hubo mucho trabajo de pre-producción destinado a la elaboración de traducciones. Una vez finalizados los cuatro domingos nos comunicamos con la gente vía mail para pedir lo elaborado. No intercedemos en el medio, e intentamos estar presentes solo como una referencia en caso de consultas, para que el intercambio esté lo menos mediado posible.

¿Cómo pensaron la formulación de las consignas?

En este momento somos un equipo creativo de tres personas, que discutimos los ejes de las preguntas. La elaboración de las mismas fue anterior al lanzamiento. Nos interesa centrarnos en un objetivo específico, y que las preguntas apunten en esa dirección. En la primera edición ese objetivo, o idea macro, estaba direccionado en torno a hablar de la nostalgia, de lo perdido, del estado de soledad e incertidumbre. Esta segunda edición apunta más claramente a los aprendizajes a futuro, a repensar cómo queremos vivir.

¿Hubo algún proceso de selección de los participantes?

No… la idea es que las duplas estén conformadas por gente que no hable el mismo idioma, de modo que el límite residió en el número de parejas que pudieran conformarse, de acuerdo a nuestra capacidad logística. Los modos de conformar las duplas es un poco aleatorio… cuando la gente se inscribe recibe unas preguntas personales (qué música escuchan, cómo es un día en su rutina, etc). A partir de allí, armamos de acuerdo a gustos, profesiones, etc.

¿Cómo resultó la primera edición del proyecto y cómo la han podido capitalizar en esta segunda etapa?

La primera edición tuvo una recepción muy interesante, tanto en la primera instancia, en la que buscábamos gente que participe del proceso de escritura, como en la segunda instancia, de presentación de lo elaborado a través de la página web. Mucha gente leyó, descargó y participó. De hecho tuvimos que cerrar las inscripciones antes de tiempo, porque nos desbordó la capacidad y la logística. En ese sentido, la segunda etapa nos permitió prever una serie de cuestiones logísticas que agilizan mucho por el tipo de producción que somos, super independiente. No queríamos hacer exactamente lo mismo, con lo cuál revisamos la dinámica general (cambiamos algunos detalles en la consigna) y cambiamos las preguntas, para que el proyecto nos permita reflexionar con actualidad sobre cada momento dentro de esto que atravesamos.

¿A qué se debe la decisión de que los participantes reciban las preguntas en un idioma diferente? Qué elementos significativos aporta el proceso de traducción?

Les participantes reciben la pregunta en su idioma, y a partir de ello elaboran un texto que envían a su dupla. La dupla recibe, entonces, un texto en un idioma que desconoce, que deberá traducir para continuar el texto. Nos interesa explorar en dos aspectos: por un lado, en el gesto de intentar comprender lo que le otre produjo. Encontramos ahí un ejercicio de voluntad para encontrarse con otre muy radical. Las herramientas digitales de traducción suelen ser precarias (Google Translate, por ejemplo, no distingue género y utiliza el masculino, lo cual construye un sujeto desde una posición muy específica). Eso hace que haya que poner en juego una disposición muy alta para llevar adelante la conversación. Por el otro, nos interesa el error, concretamente… poner por delante lo inconcluso o fallido que puede ser el acto de comunicación.

¿Cuáles fueron los principales hallazgos que encontraron en los relatos?

Creo que lo que más nos gustó tiene que ver con lo poético que puede ser el relato cotidiano. Hay una diferencia enorme entre países, idiosincrasias, recursos para atravesar este momento, cuestiones propias de las diferencias culturales y económicas. Sin embrago, eso que aparecía como común estaba dado por los recortes del día a día, el relato de los momentos cotidianos.

En un contexto donde predominan los relatos en imágenes ¿Rescatar la escritura es un posicionamiento político? ¿Qué aporta la posibilidad de expresarse a través de la escritura que quizá no se encuentra en otras formas de comunicación?

El proyecto tiene una dimensión política dada por la valorización de la palabra de “los sujetos de a pie”, en tanto experiencias importantes a ser valorizadas: recuperar la vivencia y la experiencia como posiciones de saber. La palabra escrita suele quedar relegada a los discursos de poder hegemónicos. Por eso, recuperar la escritura del colectivo tenía mucha fuerza para nosotras. Y valorizar el entramado colectivo, la voz entre las voces, el relato múltiple.

Además la escritura implica tiempos que son de orden más reflexivos, en este formato, sin ser por ello cartas. Optamos por un intermedio que agilice la comunicación, que sitúe geográficamente en un código de área, por ejemplo, que pueda dar cuenta de la distancia, de lo distinto, pero que habilite la palabra escrita. La premisa fue circular la palabra teniendo en cuenta el ejercicio de traducción.

Para acceder a este relato pandémico, mundial y polifónico ingresá en la web del proyecto Aquí estoy. 

 

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