Integrando la tecnología móvil y la pedagogía para un aprendizaje basado en la indagación

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Por Claudia Muñoz-Reyes P., Investigadora, experta en tecnología educativa y desarrollo internacional, catedrática universitaria y Directora Regional para América Latina y el Caribe en Seeds of Empowerment, spin-off de Stanford University, publicado en RELPE.

A pesar del interés de más de tres décadas de reformas de tecnología educativa, muchos estudios han observado que la incorporación en las aulas de tecnologías de información y comunicación (TIC) avanzadas ha sido difícil (Schweisfurth 2011; Warschauer 2012). Una limitación clave para muchos proyectos de TIC, en particular en el mundo en desarrollo, es la falta de integración entre pedagogía y tecnología. Ya sabemos, y lo hemos repetido varias veces, que colocar simplemente hardware en las aulas no es una solución integral para reducir la brecha digital y cognitiva, a pesar de un sin fin de proyectos bien intencionados que proveen computadoras, conectividad, u otra tecnología para escuelas rurales, estos esfuerzos no son suficientes.

El modelo de aprendizaje basado en la indagación emergió de un profundo análisis y extensa literatura sobre enfoques constructivistas para la enseñanza. Las teorías constructivistas del aprendizaje sostienen que los estudiantes aprenden mejor cuando realizan un descubrimiento y pueden “desempaquetar” el contenido por sí mismos (Yu 2005; Cole 2009). Se basa en la idea de que los estudiantes deben participar activamente en el proceso de aprendizaje, y que al hacerlo, ellos aprenden mejor en realidad, además de que la indagación fomenta una comprensión más profunda y una síntesis del conocimiento. Las preguntas son la clave y el núcleo del aprendizaje basado en la indagación, y han sido reconocidas como fundamentales para el proceso de aprendizaje de manera más amplia (Becker 2000). Investigaciones anteriores han demostrado que hacer preguntas durante la lectura es fundamental para el desarrollo de la alfabetización.

Hay un interés creciente en el papel de los dispositivos móviles (smartphones y tablets) frente a los desafíos educativos. De hecho, muchos investigadores han señalado los distintos beneficios que ofrecen los dispositivos móviles como herramientas educativas. Los dispositivos móviles de hoy en día pueden almacenar y entregar una gran cantidad de información, incluyendo una amplia variedad de materiales curriculares dirigidos a diversas edades. Las rápidas innovaciones y avances en la tecnología móvil, en particular, el aumento de potencia de procesamiento, memoria y conectividad para smartphones y tablets han hecho de los dispositivos móviles instrumentos más interactivos y ricos en multimedia como nunca antes. Por otra parte, los dispositivos móviles requieren mucho menos infraestructura y electricidad, lo que les da muchas ventajas sobre las computadoras tradicionales. Estos modernos aparatos ya han llegado incluso a las poblaciones más aisladas del mundo y han tenido un impacto tremendo en la vida de comunidades desfavorecidas. La investigación ha demostrado que los dispositivos móviles para el aprendizaje tienen el potencial de ampliar el acceso y la educación complementaria en las zonas más remotas y desatendidas del mundo (Zurita y Nussbaum 2004; Kim 2011). Muchos han notado que incluso esta situación de poder llegar a poblaciones remotas los hace más aptos para ser herramientas de impacto a gran escala.

Los dispositivos móviles también tienen una ventaja sobre las computadoras con respecto a los contenidos educativos. Una limitación clave de iniciativas centradas en las computadoras (sean portátiles o de escritorio) es la falta de variedad de aplicaciones robustas de software de aprendizaje. El rápido crecimiento de las aplicaciones móviles (apps) en los smartphones ha ampliado en gran medida las oportunidades de aprendizaje con dispositivos móviles. Hay más de 500.000 aplicaciones disponibles en iTunes y más de 300.000 en Android (Schuler 2012, p.7). En un estudio exhaustivo sobre aplicaciones educativas Schuler señala que las aplicaciones son un medio importante y creciente para proporcionar contenidos educativos para niños y jóvenes, tanto por su fácil acceso como por su gran popularidad. Por otra parte, muchas de las aplicaciones son capaces de promover el aprendizaje en entornos lúdicos, haciéndolo mucho más atractivo que las tradicionales pedagogías de aprendizaje.

Debido a su ubicuidad, los dispositivos móviles han tenido un gran impacto en el entorno escolar tradicional. Muchos de los estudiantes tanto en las regiones desarrolladas como en países en desarrollo llevan teléfonos móviles a la escuela y la investigación ha demostrado que los estudiantes tratan de comunicarse activamente entre ellos a través de sus teléfonos celulares durante la clase. Lamentablemente, la influencia de los teléfonos móviles ha sido a menudo criticada como una distracción, lo que lleva a muchas escuelas a prohibir a los estudiantes el uso de sus teléfonos celulares durante las clases. Sin embargo, los teléfonos móviles de hoy en día son potentes computadoras multimedia, al exigir a los estudiantes que los apaguen durante las clases, las escuelas se están perdiendo la oportunidad de aprovechar la capacidad computacional de los teléfonos móviles y la naturaleza interactiva. Esto se debe a que prácticamente no existen técnicas pedagógicas diseñadas para utilizar numerosos teléfonos móviles para apoyar el proceso de aprendizaje.

En definitiva, la tecnología móvil puede tomar ventaja de la creatividad natural e innata de los estudiantes, como base para el aprendizaje en clase. En lugar de ejecutar las típicas reglas memorizadas (tales como las reglas aritméticas), creemos que el poder real del uso de dispositivos móviles en las aulas es preparar a los niños para que sean pensadores críticos y creativos, y además que tengan la capacidad para resolver problemas activamente.

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