La gran demanda de insumos y elementos de protección personal superó la oferta disponible. No había máscaras ni barbijos, y los que existían, eran comercializados a precios muy altos. Ante este panorama, Altana decidió brindar una respuesta urgente para combatir la pandemia. La empresa, dedicada a la impresión 3D para la salud, imprimió 4000 máscaras y las donó completas, con sus films transparentes y elásticos, lo que contribuyó a que el sistema de salud pudiera organizarse y prepararse para los nuevos casos.
Una de las mejores formas de prevenir los contagios, además de la higiene y el distanciamiento, es la utilización de barreras físicas para impedir la transmisión del virus. “Fue así como con impresión 3D, al no necesitar el desarrollo de moldes ni matrices, se pudo, de la noche a la mañana, comenzar a fabricar máscaras, probar prototipos y elegir cuál sería el modelo a fabricar en masa”, dijo Lucas Baronzini, Gerente General de Altana.
“La donación de máscaras está completamente alineada con los valores y principios que manejamos tanto en Altana, como en Alcaal, nuestra empresa madre”, expresó. Teniendo en cuenta el impacto humanitario que implica la producción de las máscaras, y tratando de evitar el desborde sanitario que sucedió en Italia o España, por ejemplo, la empresa decidió donar absolutamente todo. Más aún, agregó, “adquirimos los films transparentes y elásticos necesarios para poder entregar máscaras completas, no sólo la máscara hecha en 3D”.
Los centros de salud que recibieron las máscaras de Altana fueron: AAARBA, Hospital Naval, Hospital de Clínicas, Amparar Salud, Hospital Gutiérrez, Maternidad Sarda, San Lucas, Garrahan, Hospital Las Lomas, Trinidad, Hospital Argerich, Hospital Pirovano Hospital Álvarez, Hospital Fernández, Hospital Evita, Instituto Arauz, Dona Insumos, Resistencia T (GCBA), Sanatorio San Cayetano, Fundación Garrahan, Ayudanos a ayudar, Unidos x Argentina, GCBA, Hospital Austral, Hospital Militar, Municipalidad San Isidro y Hospital San Juan.
“No descartamos la posibilidad de realizar otras iniciativas solidarias. Haber llegado a las 4000 producidas fue toda una hazaña. Ahora es momento de evaluar la situación, ver qué rumbo toma la pandemia, y de qué manera la impresión 3D puede seguir ayudando a la sociedad”, concluyó Baronzini.
