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En tiempos de pandemia, la imposibilidad del contacto y del encuentro cercano, provocó que el teatro se vuelque al soporte audiovisual. Numerosos elencos subieron sus obras a distintas plataformas de streaming mientras otros están empezando a gestar proyectos teatrales basándose en las herramientas virtuales. Las tecnologías pueden ser tanto una limitación como una posibilidad de crear nuevos lenguajes escénicos.

Uno de los tantos ejemplos es “Re pulsiones”, la performance del grupo Las pulsiones de Yamyla, que narra la historia de una joven internada en un psiquiátrico acusada de haber matado a su padre, quien abusó de ella desde pequeña. El abuso intrafamiliar, la violencia hacia la mujer, las huellas traumáticas, la imposibilidad de disfrutar de una vida sana, la medicalización necesaria para sobrellevar tanto horror, el encierro como única salida para los trastornos mentales, son los temas principales que atraviesan a esta pieza escénica provocadora, incómoda y descarnada. En diálogo con Sobre Tiza, su autor y director, Demián Alexander Cirigliano, sostiene que la función del teatro en estos temas es “mostrar la realidad y que cada uno se quede pensando, ese es el aporte que puede dar el arte. Nosotros no buscamos lo figurativo, lo ilustrativo, te mostramos la realidad, ese choque, lo que sucede”.

Actualmente se puede ver, a través de la plataforma Alternativa, la filmación a cuatro cámaras de una función sobre la cual se hizo un trabajo de edición que no descuide las características propias del teatro, como por ejemplo el sonido envolvente donde el espectador escucha todo lo que pasa a su alrededor.

Bajo el concepto de “performance psicológica multimedia”, la obra hace una utilización propia de distintos recursos. Cirigliano detalla cada uno de los componentes de este concepto. “Utilizo elementos reales, ruptura de la cuarta pared, eso significa que el espectador es parte de la obra e interactúa con los actores. Performático porque todos los personajes están basados en alguna teoría freudiana, pero no es necesario que la gente sepa de psicología para ver nuestras obras. Multimedia porque usamos proyecciones, sonido, música”.

Efectivamente, las actuaciones se caracterizan por quebrar esa barrera invisible denominada cuarta pared y se explayan hacia la platea y el pasillo, espacios reservados históricamente al público. Pero van más allá y además involucran a los espectadores, a través de un trabajo actoral que los interpela directamente, generando escenas simultáneas a la que sucede arriba del escenario. De pronto, un espectador se convierte, por breves minutos, en otro actor. Micro escenas que pueden ser vistas solo por algunos en función del espacio de la platea donde estén ubicados.

Ahora bien, en el soporte audiovisual, se altera ese momento y espacio de toda función. Puede pensarse entonces que se produce una resignificación. Esos espectadores que fueron interpelados y provocados a través de distintos recursos actorales y audiovisuales, ahora son a su vez, observados por otros espectadores desde la comodidad de sus casas. Y la proyección no tarda en aparecer bajo la pregunta de “qué hubiera hecho yo en ese lugar”. Si bien la obra fue pensada para ser experimentada en la presencialidad, a través de la pantalla sigue interpelando y provocando preguntas.

 

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