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Una pareja a punto de separarse, entre el dolor de ya no ser los que habían sido y la incertidumbre que implica un futuro en soledad; entre el sopor de una convivencia opaca y la paralización de no animarse a dejarla; entre el deseo apagado y el mareo que se siente ante todo abismo. De pronto, una vecina que saltó al balcón de al lado cae en el departamento de Daniel y Mayra. Así de extraño, así de absurdo, como el amor.

“Siento cosas por mí” pone en escena el conflicto de muchas parejas pero con un tratamiento que la corre de lo convencional y encuentra lo absurdo, lo extraño y hasta el humor que puede estar presente en esas situaciones. Y también la frialdad, la confusión, la ternura y la autodestrucción. Un hombre y una mujer que tienen la certeza de que aquello que los unía ahora los separa, que tuvieron proyectos pero ya nada los une. Un hombre y una mujer que quieren ser felices, como alguna vez supieron serlo, pero que ya no pueden. Testigos de su propia caída, nada pueden hacer. ¿Cómo enfrentarse a tamaño fracaso? ¿Cómo reencontrarse consigo mismos? ¿Cuál es la salida? ¿Qué sienten por ellos cuando ya no encuentran nada en el otro?

La obra se estructura a lo largo de una serie de situaciones donde Mayra y Daniel dialogan en un presente perpetuo sin poder comprenderse. Lo que cada uno siente los atraviesa de tal manera que es imposible no ensimismarse. Cuando la relación de pareja se deteriora al punto de que ya no hay nada más, la intimidad rota duele tanto que se abre un abismo. Un vacío que los pone frente al dilema de reconstruir la propia identidad. Mientras, esta inesperada vecina desplegará fragmentos de su vida: contundente, certera, precisa. Como el fusible que canaliza el dolor y la derrota, tal vez sea la que ponga en palabras aquello que se calla pero que se palpa en el aire. Una mujer que se arrojó a un no lugar pero que, a pesar de eso, aterrizó en un espacio concreto. Metáfora quizás de que más allá del vacío habrá un después, un suelo donde pisar.

Actuación de puro estado es la que caracteriza los trabajos de Claudio Mattos, Vanina Montes y Laura Nevole sobre un texto plagado de teatralidad y que navega en diferentes situaciones ante las que todos nos sentimos identificados. La presencia del músico en escena contribuye a crear diferentes climas y a veces se convierte en un personaje más. Por su parte, la escenografía reconstruye un hogar con los límites corridos, un espacio alterado, al igual que los protagonistas. Es que cuando se está a punto de separarse todo se desordena. El centro del espacio lo ocupa un sillón tipo cama, ese lugar donde paradójicamente se puede encontrar el mayor placer o el más intenso dolor. Donde más se encontraron ahora es donde más se alejan. La dirección clara y precisa de Virginia Mihura se vislumbra en cada movimiento preciso, en la economía de gestos que dejan entrever un estado interior que está a punto de estallar.

Un diálogo sin fin de una pareja cansada, donde las palabras se enredan y parece reinar el sinsentido. Silencios, frases a medio terminar, malos entendidos, reproches, gestos, acercamientos fugaces. El amor, el dolor, el encuentro y el desencuentro. Escenas de una vida en pareja que nos interpelan inevitablemente porque todos las hemos atravesado. “Siento cosas por mí” logra narrar el fracaso del amor con un lenguaje propio, poético y entrañable.

Los domingos a las 18 en La Carpintería, Jean Jaures 858, Ciudad de Buenos Aires.

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