Todo puede suceder

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Un engranaje que cambia de forma. Nunca funciona de la misma manera y la máquina se transforma en otra cosa. Cada pieza crece para cambiarlo todo, para mutar mediante la experimentación, la cooperación y la articulación de las demás partes. Cada una es un todo y una parte al mismo tiempo. Todas tienen el potencial de crear un mundo diferente. No importa si lo hace bien, sino que se mantenga haciéndolo para que el corazón de ese mecanismo no se detenga.

Así funciona la compañía teatral de la que nació La Máquina Impro, una propuesta de la que participan alumnos avanzados del taller «La máquina multidisciplinaria», dictado por Gonzalo Rodolico. En marzo iniciaron su ciclo de presentaciones íntimas en el escenario de El Piso Impro, en el que cada jueves se crea una escena en un formato especial, con versiones acústicas y experimentales.

Además de la mutación de la puesta en escena, clásica de la improvisación teatral, en la que una función nunca es igual a otra, la propuesta de Rodolico agrega una dificultad más. Está basada en las experiencias “soundpainting”, un lenguaje de señas mediante el que un director se comunica con los demás artistas al momento de crear una escena. Originariamente fue creado por Walter Thompson y usado en orquestas musicales, para luego ser adaptado para teatro por Omar Galván, pero con la intención de orquestar a actores, músicos, bailarines, poetas y cantantes de manera articulada.

Para quienes están habituados a la improvisación basada en juegos, esta es una propuesta distinta, aún más experimental. Aquí la técnica, el lenguaje de señas, tiene mucho protagonismo y la intención no está orientada a la construcción de un escenario tan definido. Todo puede pasar. Los directores de esta orquesta improvisada rotan durante la función y cada uno, con su impronta, construye escenas.

Este conjunto de artistas no se caracteriza por el virtuosismo en una disciplina, no busca congregar a los especialistas, sino dar cuenta del potencial de la orquestación. Cada aporte es puro potencial puesto en escena, entregado como un diamante en bruto para ser pulido por el conjunto. Si no hay conjunto, no funciona. Cada elemento, cada comentario, cada mirada, cada acción, no es nada sin la de los demás, y así se construye un sentido colectivo que se combina cada función con una idea: todos podemos crear.

Ficha técnico artística
Duración: 60 minutos
Clasificaciones: Improvisación, Teatro, Adultos
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