Una propuesta diferente para los chicos

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La Banda de las Corbatas hizo vibrar a La Usina del Arte el sábado pasado en la presentación del segundo disco “América niña”. Con una propuesta basada en la diversidad de instrumentos, los colores y la danza, chicos y grandes bailaron, cantaron y se divirtieron al ritmo de un repertorio musical caracterizado por una pluralidad de géneros. Rock, chacareras, gatos, zambas y cumbia se combinan con letras centradas en las inquietudes de los más pequeños.

La Banda de las Corbatas se conformó en el año 2009 y está constituida por docentes de música de Quilmes, Florencio Varela y Berazategui. Ellos son: Paula Coudannes, Andrés Urdiciain, Guillermo Guido, Fabián Lupica, Cristian Giulianetti y Jorge Álvarez. Son miembros del MOMUSI (Movimiento de Música Infantil) y del MOCYLIC (Movimiento de la Canción Infantil Latinoamericana y del Caribe). Su primer disco se editó en 2012 y contó con un repertorio de música popular que va desde el funk hasta el folklore. Se presentaron en escenarios de Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Mendoza, Jujuy, santa Fe y Córdoba, entre otras localidades. En su segundo disco siguen la misma línea y profundizaron en otros géneros de música popular. Además, la sorpresa de este trabajo radica en que cuenta con la participación de  artistas como Bruno Arias, Magdalena Fleitas e Ignacio Montoya Carlotto, entre otros.

Al finalizar el show, Sobre Tiza dialogó con Jorge Álvarez (Galle) y Fabián Lupica, quienes estaban muy emocionados y contentos por el éxito de la convocatoria. Cuentan que la constitución de  la banda surgió a partir de la idea de presentar a sus estudiantes un grupo de música en vivo y de mostrar una amplitud de géneros y de instrumentos. Así, empezaron un camino que los llevaría a donde hoy se encuentran. Paulatinamente, “una cosa llevó a la otra”, alguien los invitó a tocar en un evento a beneficio, empezaron a componer los temas y comenzaron a tocar por fuera de las escuelas. Todos son docentes de música y muchos de ellos ya tocaban en otras bandas. El vínculo con los chicos es algo cotidiano para ellos y Fabián cuenta que les resulta interesante “hablar con ellos y contarles que se puede construir un mundo distinto”.

Para él, la música y la docencia van de la mano. “Ser profe de música es ser músico en un ámbito que es el aula y hay muchos ámbitos para ser músico, en la casa, arriba de un escenario, en  una plaza o en el aula. Si se piensa a la música en el aula como algo distinto a lo que es la música, se le está sacando su verdadero valor. Por eso ir a la escuela es hacer música y ser músicos y estar acá es igual. Cambia la relación, la cantidad de gente y la forma pero es hacer música.” Efectivamente, la organización espacial de un aula es distinta a la de un teatro pero ellos siempre tratan de mantener una relación cercana y fluida con los niños y niñas. Para Jorge, o Galle para los amigos, “es interesante ver cómo se sorprenden canción a  canción, cómo hacen un show ellos también con toda la situación y nos divertimos nosotros al disfrutar de verlos a ellos.” Al respecto, Fabián subraya: “El mundo de estar con los chicos es feliz porque ellos ven las cosas siempre felices, es energía siempre positiva”.

Y esa energía positiva se plasma en el escenario, en el gran despliegue escénico que apuesta a la pluralidad de recursos. Por un lado, la gran cantidad y diversidad de instrumentos como guitarras criollas y eléctricas, charango, batería, violín, chelo, bombo y flauta, entre otros. Por otro lado, la decisión de mostrar también las danzas tradicionales  con bailarines en escena. Galle explica que “el concepto es tocar los temas con el instrumento nativo del género. Eso hace que tengamos tantos instrumentos en escena.” Fabián cuenta que a ellos les interesa que tanto los chicos como los grandes tengan la experiencia de ver, por ejemplo, un cuarteto de cuerdas, un set de percusión o bailarines de danzas tradicionales. Es decir, “que sea culturalmente muy rico lo que se presenta sobre el escenario. Nos interesa eso porque creemos que falta visibilidad de muchas cosas que son hermosas. También poder abrir caminos”, enfatiza.

Y la posibilidad de abrir caminos, de pensar diferente también se plasma en letras. Para escribirlas se basan no sólo en las inquietudes de los chicos sino también en las suyas propias de cuando eran pequeños. Algunas canciones se relacionan con el juego, otras con descripciones de la vida cotidiana y otras con situaciones negativas para ellos, como por ejemplo, el tema “Tapar el sol”, que habla de que los chicos ven el sol cada vez menos debido a la construcción de tantos edificios. “Crecen sin sol y sin tierra”, subraya Fabián. Así, las canciones propician una mirada diferente respecto a los temas, más abierta, y que contribuye a ampliar los horizontes de sentido.

La banda de las Corbatas presenta no sólo una propuesta distinta y diversa para chicos acostumbrados a los consumos culturales hegemónicos sino que además “ponen el corazón y lo dejan en el escenario”, como dice Fabián. En ese feedback tan particular que logran generar con el público se nota la pasión con que hacen su música. “La felicidad más grande para nosotros es subirnos a un escenario y ver a la familia bailando. Son momentos que no se olvidan, de felicidad inmensa que te llena el alma.”

 

 

 

 

 

 

 

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