Clementina cumplió 52 años

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En 1960 llegaba al país la primera computadora. Su nombre: Clementina, una traducción literal de Clementine, inscripción que venía en el modelo Mercury, fabricado por la compañía británica Ferranti, y puesta en funcionamiento recién en mayo de 1961. Uno de los principales impulsores que hizo posible la compra e importación de esta máquina fue Manuel Sadosky, un importante matemático y científico argentino, que además creó el Instituto de Cálculo y la carrera de Computador Científico en la Universidad de Buenos Aires.

Hoy Argentina cuenta con un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que rescata las enseñanzas del matemático, pero también existen otras organizaciones como el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, la Fundación Sadosky y la Fundación Clementina.

Carlos Pallotti, presidente de la Fundación Clementina, comentó a Sobre Tiza que la organización que preside tiene por objeto generar un espacio de debate sobre políticas públicas aplicables a la tecnología. “Agrupa a unas 35 personalidades relacionadas con las tecnologías de la información y comunicación, provenientes de diferentes actividades y formas de pensamiento, esto hace que sea una mesa plural y muy participativa”, señaló.

Según el ejecutivo, el objetivo de la Fundación es generar los espacios de debates para profundizar en las ideas que luego pueden ser llevadas adelante a través de políticas públicas. No se trata de lograr consensos- afirma-, si no buscar la profundidad de manera de poder analizar las diferentes opciones y poder ofrecerlas a las ejecutores de estas políticas para que puedan llevarlas adelante, sabiendo que se cuenta con un adecuado nivel de estudio de las mismas.

“La Fundación considera muchos valores, algunos de los cuales fueron también marcados por el Dr. Sadosky. Por lo pronto la vocación al diálogo, al debate de ideas para mejorar las mismas, la búsqueda de la excelencia, la generación de capital intelectual en Argentina, y la mejora de la calidad de vida de quienes habiten este país, por el uso, producción y aprendizaje que pueden dar las TIC”.

“Argentina ha sido pionero, en la región, en la implementación algunas políticas públicas en materia de promoción de su industria tecnológica, la mejora del sistema científico y tecnológico, y la inclusión digital. Pero aún hay muchas áreas donde la inclusión de las tics puede ayudar y mucho a la calidad de vida, y la mejora competitiva y social de la población. Aún allí hay mucho para hacer porque nuestra sociedad percibe la tecnología como algo que necesita utilizar pero que no es parte de las acciones que pueden cambiar su calidad de vida, o la mejora de su participación ciudadana, En esto hay que trabajar para que cada día más, se perciba a las TIC como parte de la vida misma, y que varios de los problemas que nos enfrentamos a diario como sociedad podrían tener una mejor solución haciendo un uso adecuado de las mismas”, subrayó.

La supercomputadora argentina

Manuel Sadosky
Manuel Sadosky
Clementina comenzó a funcionar el 15 de mayo de 1961 en el Pabellón I de la Ciudad Universitaria de Núñez, en donde hoy funciona el Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (DC), uno de los grandes herederos de las enseñanzas de Sadosky. La Mercury tenía 18 metros de largo, requería de cuidados especiales para resguardarla de las altas temperaturas a las que se elevaban sus válvulas y de la humedad, tenía sólo 5 kb de memoria RAM y la única forma de ingresar o extraer datos era a través de tarjetas perforadas.

Como se informa en el portal Educ.ar, aun siendo millones de veces menos potentes que una computadora actual, Clementina permitió simular el tráfico telefónico para ENTEL, estimar la distribución de combustibles para YPF, validar el cálculo de la órbita del cometa Halley, pero también para análisis de datos de radiación cósmica para el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, para realizar modelos econométricos, entre otras aplicaciones más.

Pero el avance tecnológico y el Golpe de Estado de 1966 y la posterior intervención de las universidades hicieron que esta supercomputadora quedara en desuso. No obstante, los valores de Sadosky continúan vigentes en el quehacer cotidiano de científicos y especialistas que continúan trabajando interdisciplinariamente para mejorar los procesos que nos atraviesan día a día.

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