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¿Qué escuela queremos para el futuro? Cada vez es más frecuente encontrarnos con proyectos que buscan transformar la escuela, cambiar el sistema, revisar cómo estás centenarias instituciones deben cambiar para atender a las demandas de un nuevo milenio. Durante su visita a Buenos Aires, José Menéndez, Asesor Internacional de Educación e impulsor del proyecto Horitzó 2020 de Jesuïtes Educació, se reunió con docentes y directivos que participan de Eutopía, para pensar juntos cómo llevar adelante procesos de transformación desde las escuelas.

La primera idea clave en un proceso de cambio es tener claro el propósito de lo que vamos a hacer, es decir, hacernos algunas preguntas tales como ¿qué escuela soñamos? o ¿qué tipo de educación queremos?”, afirmó Menéndez al inicio de su presentación.

Así fue el puntapié inicial de lo que hoy se conoce como Proyecto Eutopía, un modelo de transformación de la escuela secundaria que se caracteriza por ser colaborativo e inclusivo. “El objetivo de Eutopía es promover experiencias escolares que brinden a los estudiantes la oportunidad de desarrollar las habilidades y aprendizajes necesarios para la vida, en el marco de una cultura colaborativa, abierta y digital”, Luciana Alonso, directora del Proyecto Eutopía.

Eutopía ofrece un modelo colaborativo, inclusivo e innovador de transformación de la escuela secundaria. Nació en el año 2017 y hoy es impulsado por la Vicaría Episcopal de Educación del Arzobispado de Buenos Aires, en alianza con Profuturo, un proyecto de Fundación Telefónica Movistar y Fundación Bancaria “La Caixa”, y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

Se trata de un modelo que trabaja en red con 41 directivos, 120 docentes en forma directa y más de 800 en forma indirecta, y cerca de 6.000 estudiantes. “Partimos de las realidades de un universo heterogéneo de escuelas y ofrecemos un marco común para que éstas piensen, diseñen e implementen propuestas de transformación, reconociendo las posibilidades y capacidades de cada institución, porque no todas las escuelas son iguales, cuentan con diferentes realidades”, agrega Alonso.

En sintonía con este último punto. Pepe Menéndez, señaló que “todas las escuelas del mundo, sean privadas o públicas, tienen sus propias características, limitaciones, problemáticas y en consecuencia, diferentes oportunidades de cambio. Es por ello que se torna muy importante trabajar en red para poder intercambiar experiencias. Las escuelas que componen la red de Eutopía se animaron a transitar ese camino de cambio cultural. Debemos ser conscientes que la educación ha ido hacia unos caminos más académicos, más cerca del tecnicismo, y es justamente esto lo que confronta con las nuevas miradas y necesidades del siglo XXI. El desafío es grande, pero por suerte la mayoría de los países del mundo ya están hablando de la necesidad de innovar en las formas de educar”.

Cinco claves para afrontar el cambio cultural y la transformación escolar

  • El cambio también puede empezar en la escuela: “El cambio se gesta motivando espacios de reflexión, es necesario comenzar a pensar en el futuro de nuestros alumnos. Podemos construir conocimiento y saber que este conocimiento también puede nacer desde las bases, desde las escuelas, con mucho protagonismo de los directivos, de los docentes y de los alumnos”.
  • Centrar la educación en el alumno: “Hoy la educación se tiene que centrar mucho más en la persona, en su autoconocimiento, en su capacidad de creación de una sociedad mejor. Esto es lo que caracteriza a todas las escuelas del mundo que están detrás de la transformación e innovación, como se da en las escuelas que conforman la red de Eutopía”.
  • Volver a incentivar el gusto por el aprendizaje: “Uno de los principales síntomas que hacen pensar en la necesidad de un cambio del sistema educativo, es el aburrimiento y la desconexión de los alumnos con la escuela. Necesitamos volver a generar el gusto por el aprendizaje, el interés por vivir el tiempo escolar, para lo cual los jóvenes deben ser protagonistas y para lograr esto, se necesita construir otros escenarios de aprendizaje y que los mismos alumnos cuenten con herramientas de autoevaluación”.
  • Cada escuela debe experimentar el cambio con autonomía: “La organización escolar debe ser autónoma y abierta, no puede ser igual en todas las escuelas porque los contextos son distintos. Por eso, cada escuela debe centrarse en lo que deben aprender los alumnos y tener la libertad para hacer que suceda. El cambio es posible para todos los centros educativos, privados o públicos, con más o menos recursos”.
  • Revalorizar el rol del docente: “Los docentes también deben transitar el proceso de romper con estructuras arcaicas de la enseñanza tradicional. Deben encontrar una armonía entre sus intereses y motivaciones con el conocimiento y las competencias de los jóvenes, y principalmente, no quedarse dando vueltas en los conflictos, en los problemas, en los obstáculos que se presentan en el día a día. Hay que tener en claro el propósito, crear el tiempo y trabajar en pro del futuro de los jóvenes del siglo XXI”.
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