Medea, otra subjetividad femenina

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Puede resultar extraño que un texto escrito hace más de veinticinco siglos conserve actualidad. A través de “Medea”, Eurípides coloca a la mujer en el centro de su obra y plantea cuestiones que aún hoy están vigentes. La imposibilidad de ejercer plenos derechos, la desigualdad respecto al varón y la violencia dentro del hogar.

Basada en el mito homónimo, la obra cuenta que Medea traicionó a su padre y mató a su hermano para ayudar a Jasón a perseguir su ambición de poder, con quien huye rumbo a otras tierras. Luego de convertirse en esposos y tener dos hijos, Jasón la abandona para casarse con la hija del rey Creonte, quien ordena el inmediato destierro de Medea, preocupado por los hechizos que ella pueda hacer en contra de su familia. Desesperada, solicita un día más de plazo pero lo utilizará para urdir y llevar a cabo su venganza: matar a la futura esposa de su marido y a sus propios hijos. La que había traicionado a su familia, ahora es traicionada por su amor. Desterrada, sin amigos ni familia, no dejará que sus enemigos se burlen de ella. Y, a pesar de las  contradicciones, no dudará en asestar el puñal fatal. El asesinato de los hijos es una forma de vengarse de Jasón al provocarle un dolor atroz y, al mismo tiempo,  una manera de castigarse a sí misma. Con el asesinato de los hijos, muere una parte de ella. Y es además un golpe al patriarcado por cuanto termina con el linaje de Jasón, quien representa el poder de los hombres de la época. Medea es una figura ambigua. Madre sufriente, mujer humillada pero asesina, fría y calculadora. Por un lado, parece ser una mujer sufriente, atravesada por el dolor. Por otro lado, y tal vez precisamente por eso, es fuerte, dura y está dispuesta a todo. El asesinato de los hijos hace que Medea se corra del lugar habitual al que la cultura androcéntrica coloca a las mujeres, habitualmente interpeladas en tanto madres y esposas.

La adaptación de Irina Alonso, que además es quien interpreta a la protagonista, respeta el texto original pero lo vuelve más cercano. En esta versión desaparecen algunos personajes, como el del Pedagogo y la Nodriza, y los textos del coro son cantados en vivo, decisiones tomadas con el objetivo de centrar la acción en su núcleo principal. La escenografía es minimalista, en el centro del escenario se erige la cama de Medea, lugar donde permanecerá durante la mayor parte de la obra. Esta cama puede funcionar metafóricamente como un no-lugar, como un espacio aislado que acorrala y confina. Desterrada allá y acá, habiendo traicionado a su pueblo, ahora ya no tiene ningún lugar de pertenencia. Si bien algunos recursos escénicos no terminan de quedar claros, la labor de Irina Alonso recupera el espíritu revulsivo de la Medea de Eurípides y lo lleva hasta el final con convicción, haciendo carne la tragedia de esta mujer.

Ficha técnica

Autoría: Eurípides

Versión:Irina Alonso

Actúan:Irina Alonso, Guillermina Etkin, Yanina Gruden, Diego Lopez Dominguez, Pedro RisiMúsicos:Guillermina Etkin

Vestuario:Soledad Ruiz Calderón

Diseño de escenografía:Javier Drolas, Soledad Ruiz Calderón

Diseño de luces:Santiago Badillo

Música original:Guillermina Etkin

Operación de luces:Francisco Varela

Fotografía:Laura Mastroscello

Diseño gráfico:Bárbara Delfino

Asistencia artística:Cecilia Rodriguez

Prensa:CorreyDile Prensa

Producción ejecutiva:Zoilo Garcés

Coreografía:Diego Rosental

Dirección: Cecilia Meijide

Teatro Anfitrión

Venezuela 3340, Caba.

Sábados, 19 hs.

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